Muchos crecimos viendo un futbol vistoso y de espectáculo. Vimos un sin número de jugadores talentosos y con muchas cualidades técnicas, jugadas con las cuales nos deleitaban la retina. Hoy ya es muy raro ver aquellas jugadas que nos hacían aplaudir desde las gradas, aquel exquisito futbol. La nueva era digital, los Nintendo y juegos computarizados, hicieron que las «Chamuscas de Barrio» desaparecieran. Ese era el nido de los que descubrían y desarrollaban sus propios talentos.
Me acuerdo desde mi niñez haber visto a grandes futbolistas, comenzando con el mundial de España 1982. Uno de los equipos con una exquisitez de buen futbol era Brasil, comandando el medio campo con Zico, Sócrates y Tonhino Cerezo. Aquella Francia comandada por un «10» innato como Michel Platini, no digamos en México 86, el equipazo de Argentina liderado por Diego Armando Maradona, un armador de fútbol ofensivo. Y así podría enumerar grandes mediocampistas que se caracterizaban por usar el número diez en la camisola.
En el contexto del futbol nacional también predominaban los jugadores talentosos en los medios campos. Me acuerdo en los 80, hablaré de esa década, aunque hago la salvedad de que los años 60 y 70 por supuesto también predominaban muchos jugadores con grandes características técnicas individuales, pero solo pongo de ejemplo los ochentas. En Municipal estaba Juan Manuel Funes y Félix Alfonso Macdonal. En aquel Deportivo Suchitepéquez, Alfredo Solorzano y Walter Claveri. En Xelajú MC, Carlos «Paloma» López Valdez y así puedo mencionar una lista extensa de jugadores emblemáticos que se caracterizaban como armadores en el medio campo. Esas listas hoy en día ya no son extensas. Es más, creería que no alcanzarían ni los dedos de una mano para mencionar jugadores con esas características en la actualidad. Quizá de los 12 equipos de la liga nacional, solo me atrevería a mencionar a Juan Manuel Contreras de Comunicaciones y eso que ya está en el ocaso de su carrera con 37 años.
En una charla al respecto, coincidíamos con mi buen amigo «Palomita» Valdez, exjugador profesional y jugador insigne de los chivos con ese número y posición. La conclusión era que cuando se acabaron las «Chamuscas» de barrio, aquellos partidos en donde las porterías eran dos piedras o dos mochilas, donde se jugaban por largas horas y jornadas, donde siempre se decía al caer la tarde «el que meta el último gol gana» y nunca se dejaba de jugar, allí estaba el talento innato, la creatividad espontánea de aquellos jugadores creativos que surgían espontáneamente y descubrían como librar obstáculos por sí mismos. Esas jornadas casi ya no existen, por tal razón el jugador que sale de campeonatos de barrios o escuelas de futbol, ya está manipulado por sus mismos técnicos y hasta los mismos padres de familia que en los partidos les gritan qué tienen que hacer, limitándolos a su misma creatividad espontanea, a partir de allí se comenzaron a escasear los talentosos hombres “10” que hoy en día son una especie en extinción.
Por tal razón, los sistemas de juego han variado últimamente, porque los técnicos tienen que buscar otras variantes para poder llegar al gol y ya no necesariamente provenientes de un «cerebro» del medio campo. Los planteamientos se basan más en un juego vertical o proveniente de las bandas, pero se tuvo que ver otras opciones estratégicas de cómo llegar al gol. Ya hoy en día, en Guatemala, quizá solo «El Moyo» Contreras sea casi el único «10» que juegue actualmente en toda la Liga, o mejor dicho, en los 12 equipos de la Liga. De los últimos, el guatemalteco Pablo Aguilar, quien jugó en Antigua, se retiró muy joven, y lo último en extranjeros quizá «Gambetita» Díaz. Pero desafortunadamente, para el fútbol, es una cruel realidad y tendremos que ver un fútbol con otras características a falta de estos hombres que nos llenaban la retina de buen fútbol. Esto es lo que está sucediendo últimamente en el futbol de Guatemala, lástima.