El fenómeno de la migración se ha dado desde tiempos remotos, las causas han sido varias, desde guerras, desastres naturales, pestes, etc. Una de las instituciones especializadas en este tema –Organización Internacional para las Migraciones– indica que en el año 2013 la cantidad de migrantes en el mundo alcanzó la cifra de 232 millones de personas. Además, señala que la migración ya no se da solo entre países pobres a países ricos, la situación cambió, hay migración entre países ricos, países ricos a países pobres, países pobres a países pobres; la tendencia de este fenómeno es principalmente lo económico, es decir, buscar mejor oportunidad de trabajo y mejores salarios, obviamente para tener mejor calidad de vida, incremento de corrupción gubernamental el cual trae consigo carencia de servicios básicos.
La región centroamericana no es ajena a este fenómeno, producto de la inestabilidad política, corrupción, guerra, pobreza, desatención del gobierno, etc., en 2015 la emigración a Estados Unidos, alcanzó la cifra de tres millones y medio de centroamericanos; el 85 % pertenecían al triangulo Norte –Guatemala, Honduras y El Salvador–.
De acuerdo a estadísticas del Banco de Guatemala, en los últimos 7 años –diciembre de 2017, promediado– el total de divisas ingresadas al país por concepto de remesas familiares asciende a Q 349,953,697,661.78 –Trescientos cuarenta y nueve mil novecientos cincuenta y tres millones seiscientos noventa y siete mil seiscientos sesenta y un quetzales con setenta y ocho centavos–. A lo largo de esos años, la tendencia siempre ha sido al alza, siendo 2016 el año con mayor incremento con respecto 2015 –13.09 %–, sin embargo, hasta noviembre de 2017 el ingreso de divisas por concepto de remesas familiares ascendió a USD 7,471,908,100.00, lo cual equivale a Q 54,786,570,637.95 al tipo de cambio de 7.33234; dicha cantidad está por encima del total de ingresos por ese mismo concepto de 2016. Se espera que el año finalice con un total en remesas familiares de Q 60,144,697,246.35; el incremento con respecto 2016 es del 11 %.
Por otro lado, la administración tributaria, en el mismo periodo –7 años– ha recaudado por concepto de impuestos tributarios la cifra de Q 365,392,100,000.00; esto significa que la brecha entre las remesas familiares y los ingresos tributarios es de únicamente 4.23 %; señores lectores, eso no es todo, en 2016 y 2017 –promedio en diciembre–, los ingresos por concepto de REMESAS FAMILIARES –así con mayúscula– rebasaron a los ingresos tributarios: año 2016 el 0.35 %; año 2017 3.92 % –las cifras de ingresos tributarios de noviembre y diciembre fueron promediados–.
Con estos números fríos –como los últimos días amanecidos en el occidente del país–, el Gobierno debe y tiene que poner sus barbas en remojo, no es posible descuidar a un gran segmento de la población que, arriesgando todo, inclusive su vida, emigró al norte, buscando el sueño americano y gracias al trabajo tesonero está superando con creces los impuestos pagados por nosotros en el país.
Es oportuno y propicio, entonces, enviar a ese millón o más de guatemaltecos que día a día se esfuerzan y piensan en sus familiares y especialmente en Guatemala, un agradecimiento especial, por los miles de millones de quetzales que envían mes a mes, sin lugar a dudas ha ayudado a mover la economía del país, especialmente del occidente; el otro aspecto, por demás importante, radica en que, al enviar la remesa familiar, se mantiene la relación afectiva entre madre e hijo, esposo-esposa, hermano-hermana, a sabiendas que la familia es la base de la sociedad.
Feliz navidad, prosperidad, armonía y solidaridad en el año nuevo 2018 a todos los paisanos que trabajan a brazo partido fuera de nuestras fronteras, especialmente en Estados Unidos de Norteamérica. ¡Salud!
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.