A veces los errores hacen que las cosas se vean bonitas.
Hay niños que vienen a este mundo con una actitud perfeccionista. Inicialmente es agradable para los padres, por no tener que estar pidiéndoles que hagan sus tareas, pero cuando las cosas no salen como él las imagina, entonces se frustra, se desanima y baja su autoestima.
Los padres y maestros deben enseñar al niño a fallar, a disfrutar del error, a aprender de equivocarse. A sentirse cómodo perdiendo. También a que el resultado no es lo más importante, sino el proceso. Que los pequeños detalles tienen un gran valor. No todo en la vida se puede obtener. Las cosas salen normalmente diferentes a como planeamos.
Una buena forma para ello, es que los padres cuenten lo errores que han cometido en el trabajo, cómo se sintieron, qué conflictos interpersonales tuvieron. Mostrar al niño o niña el manejo de las emociones que contrae la frustración.
La perfección no es la meta. Ser el ganador de una competencia no es lo más importante. El camino es más bello que haber llegado. Eso es inteligencia emocional. Perder el torneo y ganar amigos es mejor; que ganar el torneo y perder amigos. Eso es inteligencia social.
Los padres se confunden pensando que para subirle la autoestima a su hijo deben decirles que son muy inteligentes, son los más bellos, los más especiales. Sin embargo, cuando fallan se dan cuenta que también cometen errores y ahí se desconciertan porque se la habían creído y luego se enojan con los padres por haberles mentido.
Para subirle la autoestima el padre puede decirle: “Te amo con tus defectos y virtudes, si aciertas o desaciertas, si te comportas bien o mal”. Los maestros deben abandonar ya la idea de respuestas correctas e incorrectas. Dejar de castigar el error con una equis grandota y premiar la respuesta esperada con un cheque pequeño.
Si el niño se quiebra porque sus tareas salieron mal, hágale ver los detalles, el esfuerzo, los aprendizajes de que por ahí no es el camino. También valores los conocimientos que no tiene utilidad. Que sienta gusto por aprender aunque no se le encuentre beneficio. La vida es tan bella y espera ser descubierta, por el simple hecho de maravillarse.
Le dejo la siguiente frase, para que reflexione: “Todos nos equivocamos, pero algo aprendemos”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo