En varias ocasiones me han preguntado y particularmente en el contexto de elecciones generales, qué pienso de los estudios electorales y más sucintamente, sobre las encuestas electorales. Ello ha sido así, porque desde las elecciones generales de 2003 en lo que fue nuestro Departamento de Investigaciones Económicas y Sociales (DIES) y hoy transformado en lo que es la Dirección General del Sistema de Investigación del Centro Universitario de Occidente (Dicunoc), hemos hecho ese tipo de encuestas. Varios pronósticos de nuestras encuestas en el municipio de Quetzaltenango han coincidido con los resultados de la elección, particularmente, en los procesos electorales de 2003, 2007 y 2011, tal como se ha reconocido por medios periodísticos y académicos. Tuvimos problemas en 2015, porque el proceso electoral se daba en un contexto en el que renunció inicialmente la vicepresidente y posteriormente el presidente de la república, como resultado de la presión social ante tanta corrupción, así como, por el fantasma de los partidos de la vieja política luchando por ganar la elección. Dicha coyuntura, determinó que en ese proceso electoral, nuestro pronóstico del resultado de la elección presidencial coincidiera con los resultados finales, no así, el de la alcaldía de Xela. La razón principal, se debió a la falta de recursos humanos, que no permitió llevar a cabo la encuesta final, que en procesos anteriores, realizábamos una semana antes de las votaciones. Por ese motivo, la única encuesta que hicimos, fue dos meses antes de la votación y obviamente, no tuvo los alcances para recoger datos del proceso en una etapa de madurez, donde los electores estuvieran ya enfocados en determinado candidato.
La coyuntura electoral, no solamente ha sido de interés para realizar pronósticos sobre quién ganará la elección, sino conocer la problemática que se da en ese contexto político, particularmente de los electores y su familia.
Esta columna tiene como propósito compartir algunos elementos teóricos y experiencias sobre el empleo de las encuestas, para que puedan ser de utilidad a quienes deseen emplearla como herramienta en determinados estudios o, para quienes desean comprender mejor en qué consiste esa herramienta de investigación.
¿De qué se está hablando cuando se mencionan las encuestas electorales? ¿Para qué sirven? ¿Influyen o no en el ánimo de los electores? Inicialmente, es importante hablar un poco de lo que es una encuesta.
La encuesta, es una herramienta de investigación social, que sirve para recopilar datos por medio de cuestionarios o entrevistas previamente diseñadas y probadas, junto al empleo de una muestra representativa de personas, familias o empresas, con la finalidad de conocer opiniones, actitudes, ideas, percepciones, describir y comparar características de fenómenos específicos, entre otras cosas que pueden ser de utilidad. Lo relevante es, que con los datos muestrales recolectados se pueda entender a la población o universo que se está estudiando. En la mayoría de casos se emplean para estudios transversales, pero hay casos en que se replican periódicamente y llegan a ser longitudinales. Dependiendo de los objetivos de la investigación, pueden ser descriptivas y explicativas. Son descriptivas, cuando los datos que recopilan reflejan las opiniones, actitudes o características de un fenómeno en cuando a sus condiciones presentes. Como su nombre lo indica, solo interesa describir las características de una población o universo en el momento en que se realiza la encuesta, como una radiografía. Por otra parte, las encuestas explicativas o analíticas, no se concretan a la descripción del fenómeno, sino que además, buscan las relaciones entre variables con el fin de buscar explicaciones o dar respuestas a los porqués, comprobar la validez de un principio, probar hipótesis o teorías, o extenderlas a otros niveles del conocimiento. En un estudio concreto, el propósito podría ser en ambos niveles, es decir, describir y explicar. Por el tipo de preguntas, las encuestas también pueden ser de respuesta abierta y de respuesta cerrada. Por la forma de aplicación del cuestionario o captura de los datos, la encuesta puede hacerse por medio de entrevistas personales, auto administrada individualmente o en grupo, auto administrada por medio del correo tradicional o electrónico, por medio de una página web, o por entrevista telefónica. También se pueden distinguir si son encuestas cualitativas o cuantitativas. En cuanto a las encuestas cualitativas, denominadas también encuestas motivacionales, son poco estructuradas y profundas. Se llevan a cabo por medio de entrevistas no estructuradas y semiestructuradas, con grupos focales, informantes clave y sobre la base de muestras pequeñas que se toman en forma no aleatoria. Su propósito, es el estudio de actitudes profundas, comprender actitudes mentales, averiguar sobre ciertas ideas o percepciones en la población en un determinado momento y espacio. Las encuestas cuantitativas, son las más conocidas y utilizadas, se emplean aplicando un cuestionario a una muestra aleatoria grande o pequeña, que debe ser representativa de la población estudiada, para garantizar que los estadísticos muestrales sean de utilidad para inferir los parámetros poblacionales, ya sea por medio de estimadores puntuales o intervalos de confianza. Ello implica por supuesto, minimizar el error observado de muestreo y errores muestrales. Continuará.
El inciso “c” del artículo 223 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, establece que: “Las encuestas electorales no podrán ser publicadas por ninguna entidad o empresa durante los quince días previos al de las elecciones…”
Administrador público, economista, politólogo, abogado y notario, y profesor universitario.