Entre más te aferres a lo que se tiene que ir, más entumecido quedas».
La principal causa de la depresión en las personas es la lucha infructuosa en detener algo que inminentemente se irá, o ya se fue; en conseguir algo que nunca vendrá, en esperar donde no hay esperanzas. Es por mantener por mucho tiempo una actitud incongruente ante la realidad.
Y al encontrarse con sus ambiciones hechas pedazos, viene la tristeza crónica profunda, el decaimiento, el ánimo bajo, la falta de interés por todo, la pérdida de placer y el pesimismo. Aparte de ya no querer comer, ni levantarse de la cama, ni de memorizar, ni razonar, pero ni de hablar.
Las pérdidas causan depresión, que puede ser un ser querido, un capital, un miembro de su cuerpo. Ponerse triste por soltar algo que estuvo muy cercano tiene algo de lógica, lo ilógico es apegarse a algo que está en constante movimiento.
Pero hay personas que pierden algo que nunca tuvieron, aquí se complica la lógica interna del que pierde, porque sufre siendo incomprendido. Así como el vendedor que dice que perdió una buena ganancia, en lugar de decir, dejé de ganar. La depresión viene después de estar usando demasiada energía en cavar, buscando un tesoro inexistente.
Muchas personas, aunque no lo digan, buscan reconocimiento social, importancia ante la sociedad, reivindicación de los derechos que piensan que poseen, que les pidan disculpas, que les valoren, que les den cariño y admiración. Depende de cómo gestionen su deseo de importancia, será su comportamiento, su estado de ánimo y su bienestar subjetivo.
Si usted hoy se siente muy triste, entonces suelte, deje ir, permita que todo fluya. Imagine a un cangrejo que con una tenaza tiene agarrado un objeto que se niega a soltar, y en la otra tiene otro objeto imaginario, que supone tiene, pero que también se niega a soltar. Ahora, él está preso de sus apegos. Usted es ese cangrejo, que está cautivo a voluntad.
Inmediatamente después de que suelte, vendrá el impulso de levantar la mirada y decir, ¿dónde estoy? Apreciará que la vida le ofrece otras cosas, también bellas y dignas de su atención, que posiblemente le están observando y esperando. Así como aquella madre que perdió a uno de sus hijos y lo lloraba todo el tiempo, hasta que el más pequeño le dijo, “madre, deja de mirar a mi hermano que ya está muerto, nosotros estamos aquí”.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione, “en el camino de la vida, varias veces, es necesario soltar para avanzar…”.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.