Cada etapa de la vida humana es especial, pero la etapa de la “niñez” es muy significativa por la manera cómo se asume la misma vida. ¡Quién no recuerda aquellos primeros años de vida llenos de alegría, paz e inocencia! Los niños no se complican la vida; disfrutan cada travesura que hacen. Considero que vale la pena conservar ciertas características de esa etapa en nuestra vida actual.
Los años pasan y ahora somos jóvenes y adultos, con una serie de responsabilidades que nos ocupan tanto, que descuidamos ese niño o niña que llevamos dentro, y cuando se presentan los problemas, nos ahogamos en un vaso de agua. Parece que todos aquellos cientos de mensajes negativos sembrados en nuestro ser durante los primeros años de vida, han tenido efectos negativos y nos hacen ver la vida con lentes negativos.
Actualmente es común encontrarnos con personas estresadas por todos lados, lo cual es normal. El estrés es una reacción física y emocional, es un proceso de interacción que se da entre nosotros y el entorno. Esta reacción puede ser positiva o negativa.
La reacción es negativa cuando se es incapaz de responder asertivamente ante las demandas o retos del entorno, y la persona siente que ya no puede más. Desde este punto de vista, parece que el estrés está haciendo de las suyas, y poco a poco está desarmonizando la vida miles de personas en Guatemala. Esta desarmonía se percibe en el hogar, colegio, en la empresa, oficia, en la calle, etc. Por otro lado, el estrés tiene efectos positivos en nuestra vida cuando a nivel personal se tiene la capacidad de enfrentar los problemas de forma positiva y constructiva.
Ahora bien, los niños y niñas son ejemplo de cómo debería vivir el estrés y de cómo se podrían abordar algunas situaciones complejas en la vida. Un niño se enoja, pero al rato ya está contento. “La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño», (Nietzsche). En algunos momentos de la vida es sano vivir la vida como la vive un niño. Por lo tanto, no deje morir ese niño que lleva dentro. Los adultos llevamos dentro sí un niño que desea brillar como un lucero en la oscuridad de la noche.
Descubra ese niño oculto dentro de su yo adulto. Piense por un momento en el daño que le hicieron cuando era niño o niña. Durante los primeros siete años de vida se formó en nosotros una herida, una parte vulnerada. Esta herida es causada por falta de amor o por exceso de amor. Es posible que se haya sufrido maltrato físico, psicológico, económico y sexual. Todo lo que sufrió en el pasado le afecta y le mete en problemas en su vida actual. ¿Qué tiene qué hacer? Reconciliarse con su niño(a) herido.
Cuando alguien no se ha reconciliado con su niño herido, aparenta ser muy serio y duro consigo mismo y con los demás. Pero la realidad es otra. Por eso es urgente que quienes han dejado morir a su niño, lo resuciten cuanto antes. ¿Cómo? Sonría con el corazón, crea en la amistad verdadera, nunca deje de sorprenderse, emociónese ante las sorpresas, disfrute una taza de café, no pierda la paciencia en las colas, juegue, etc.
Es tiempo de volverse a enamorar de su niño interior, para jugar juntos. No tenga miedo. Hablar a solas con su niño interior no es cosa de locos, es hablar con su yo más profundo, es compartir con esa parte de su ser que le permite asombrarse y disfrutar cada detalle de la vida. Pregúntele a su niño qué quiere saber de usted.
El Día del Niño es una oportunidad para abrazar a los niños cercanos a nosotros, una oportunidad de orar por los gritos de los niños no nacidos, una oportunidad para reivindicar los derechos de miles niños que comen tortillas con sal todos los días. Este es un día también, para amar a ese niño que todos llevamos dentro y expresarle que ya no sufra más, porque hoy hay un adulto que lo puede proteger. ¡Feliz Día del Niño!
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.