El perezoso, hace dos veces su trabajo.
¿Ha entrado usted a una casa de una familia donde tienden a ser más perezosos? Los lugares están sucios, la casa mal oliente, y los bebés han tenido por tanto tiempo su pañalito, que se han irritado, que lloran de ardor. Ese descuido por pereza de atender al bebé, resulta una ingratitud. Los abuelitos tienden a asumir la responsabilidad de los padres, porque les parte el corazón.
La pereza es… descansar, sin estar cansado; negligencia, irresponsabilidad e injusticia. Es disfrutar cómodo mientras otros sufren incómodos. Si nuestra pereza solo a nosotros nos causa inconvenientes, entonces no hay problema social; pero si a otros recargan, entonces hay injusticia social.
Para que haya pereza, tiene que haber complicidad. Principalmente de los familiares que la sostienen; y de otros inconscientes que la mantienen. Para que haya esclavitud, el esclavo debe reconocer, al amo. Si no lo reconoce como amo, no puede haber esclavitud. El que no trabaja, que no coma, sería la solución para este sometimiento. Peca tanto el perezoso, como el que lo propicia.
La pereza resulta catalogada como pecado, porque ha generado sudor y lágrimas… muerte y derramamiento de sangre. Guerras y opresión. Por parte de las personas que no desean abandonar su hedonismo, su placer, lujo y comodidad. Hay familias y naciones que oprimen a otras familias y naciones, solo porque ellos no quieren trabajar.
El amo es un tirano, narcisista, psicópata… ¿Cómo puedes divertirte en un sillón, mientras tu hermano sufre, sirviéndote? Es diferente que una madre le diga al niño, te van a arreglar la habitación y tú te dedicas a estudiar, a que le diga, te van a arreglar la habitación y tú te dedicas a nada. Una familia que supervive, mientras otras familias no sobreviven.
Las personas que se abandonan a la pereza, se atrofian. Entre más aletargados estén más flojos se vuelven, menos les funcionan lo músculos y las neuronas. Y correlativamente se dedican a más placer, llegando a placeres malsanos. “El que no hace nada, está muy cerca de hacer el mal”. Repetía Abraham Lincoln.
Abandonarse a la pereza prolongada genera subdesarrollo, tanto para el perezoso como para el que sirve. Tedio, por un lado, resentimiento por otro, y pobreza para ambos.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “La pereza, viaja tan despacio, que la alcanza, la pobreza”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo