Tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente.
¿Ha observado usted a personas que son muy habilidosas intelectualmente, pero muy defectuosas emocionalmente? Pueden construir un bello castillo de arena y en un arranque pasional lo destruyen. Así es como que, no hubieran hecho nada. La inteligencia emocional influye decisivamente en el éxito de adultos. ¿Cuántos centros educativos están considerando este asunto?
Aún se sigue creyendo que el manejo de las emociones es la represión de las emociones. Se ha creído por mucho tiempo que para autocontrolarse es necesario esconder el mundo emocional, negarlo, e incluso demonizarlo. Pero debe ser todo lo contrario, hay que hablarlo, permitir que brote sin causar daño a los demás ni a sí mismo.
¿Está incluido en el pensum de estudios la inteligencia emocional? ¿Hay dinámicas diarias en clase que aborden el conocimiento y reconocimiento de las emociones? Debe de hacerse esto, porque la inteligencia emocional propicia más el éxito en la vida que la inteligencia general.
Si el estudiante en el aula puede hablar de sus emociones y de las emociones de los demás, les apreciará como normales, como realmente lo son, aprenderá a manejarlas y a permitir que fluya el mundo emocional. Pues las emociones son esenciales para la vida. No podría existir vida, así como es, si no existieran las emociones en los seres vivos.
Aunque la inteligencia emocional debe comenzar en casa, con familia, los centros educativos pueden contribuir grandemente. Para ello, hay muchas actividades que se pueden hacer: Como el cartel de las emociones titulado, “¿Cómo me siento hoy?” donde todos los días lo estudiantes toman una ficha que tiene una carita con la emoción que están experimentando en ese momento, y la colocan debajo de su foto.
También se pueden hacer obras de teatro, donde se dramaticen las emociones que se estén viviendo en el momento. También con canciones, con disfraces, con carteles, con máscaras. Quizás algunos docentes pensarán que están perdiendo el tiempo, pero realmente es un tiempo bien ganado.
Es muy satisfactorio, agradable y afectuoso que los compañeros y maestros conozcan parte del mundo emocional del estudiante, en donde no le juzgan, no le rechazan, no le niegan… sino que le aceptan, comprenden y le permiten estar y sobre todo… ser. Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Educar la mente sin educar el corazón, no es educar”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo