ATRÉVETE
Durante las últimas semanas, los guatemaltecos hemos sido testigos de las pedradas que se han tirado los actores principales de esta novela política, que comenzó desde el día que el presidente declaró “non grato” al jefe de la Cicig en nuestro país. Cada una de las partes se ha defendido y atacado, no importándoles los medios usados con tal de lograr sus fines.
¿Quiénes ganarán la batalla? ¿Cómo terminará esta novela política? ¡Quién sabe! La coyuntura política actual demuestra que hay varios organismos del Estado que están en crisis. Y es cierto. Están en crisis, porque quienes los forman no quieren desempeñar con valores las funciones que por ley les han sido asignadas.
A esta lucha contra la corrupción se ha sumado la población y algunas iglesias, especialmente la Iglesia católica a través de sus obispos. La población se ha manifestado a través de los diferentes medios de comunicación. Me parece bien, porque no podemos quedarnos callados ante esta clase política que ha pisoteado las leyes a su antojo.
El presidente Jimmy Morales debe pensar bien antes de actuar; porque por no discernir bien sus ideas se ha metido a camisa de once varas, y lo peor es que ha metido en problemas a Guatemala.
El Congreso de la República debe legislar con ética, y aprobar leyes que beneficien a toda la población. Pero parece que lo único que les interesa es blindar legalmente a sus amigos. Un ejemplo clarísimo de este blindaje ha sido la reforma al Código Penal del pasado 13 de septiembre del presente año. ¿Cuál ha sido la motivación profunda de esta apresurada reforma al Código Penal? Darles un premio a quienes han hecho de la política un espacio para delinquir y hacerse ricos a costillas del pueblo.
Con la aprobación de estas reformas, se les quita la responsabilidad directa a los secretarios generales de los partidos políticos y se les asigna a los contadores de dichas agrupaciones. La sanción para los contadores que cometan esta falta es de uno a tres años.
¡Esto es una burla!
Gracias a Dios, hasta el día y hora que estaba escribiendo este artículo, la Corte de Constitucionalidad dejó en suspenso los decretos 14-2017 y 15-2017. Pero como dice el refrán: A golpe dado no hay quite. El daño hecho está. Bien ha dicho el papa Francisco, en reiteradas ocasiones, que la corrupción apesta como un animal muerto.
Desde mi punto de vista el problema no son las personas; el verdadero problema de los desmadres políticos en Guatemala es el sistema. Mientras se entre al campo de juego con las mismas leyes, la coyuntura política no cambiará. El sistema está podrido. La impunidad ya hizo metástasis en varias instituciones del Estado. Hoy es el Legislativo y el Ejecutivo; mañana serán otras instituciones, que por el momento son intocables.
Para transformar la estructura actual, hay que transformar este sistema caduco. Hay demasiada maldad, falsedad e hipocresía en este sistema. No se podrá vivir en una auténtica democracia, mientras no se haga una limpieza total. Pero para que esa limpieza se realice en estos organismos, hay que tener coraje, paciencia y perseverancia.
Mientras llega ese momento de cambio en el Estado de Guatemala, usted comience a transformar su propia vida. Si hoy está exigiendo honestidad, transparencia y respeto, comience usted a ser honesto, transparente y respetuoso con sus hijos, vecinos, amigos y compañeros de trabajo. La verdad moral exige coherencia entre lo que se dice y hace. No sirve de nada manifestarse en redes sociales y en las calles si ese cambio que se quiere para Guatemala no comienza en usted.
¡Ojalá un día podamos vivir en una Guatemala sin muertes, asaltos, robos y sin corruptos! La responsabilidad es de todos. Seamos prudentes para expresarnos. Recuerde que hay diferencia entre gente “instruida” y gente “educada”. Conozco gente muy bien instruida, pero muy maleducada en sus relaciones con sus semejantes.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.