Donald Trump y sus seguidores: ejemplo de bajas pasiones

PUNTUAL

En todas partes se cuecen habas, es decir, que las pasiones del ser humano se mueven por circunstancias e intereses particulares o sectarios, en este caso, políticos.

Por eso hay que ser sensatos y no tomar banderas que ni nos pertenecen. He escuchado el debate hasta localmente sobre si Trump es mejor que Joe Biden o viceversa.

En Guatemala solo puedo ver más deportaciones durante los gobiernos demócratas que con los republicanos. Aunque algunos quisieran ver lo contrario. Y ahora que estuve allá, la posición está dividida, hay connacionales que le van a Trump y otros a Biden.

Lo cierto es que estos connacionales coinciden en que sin importar quien dirija, a ellos les va bien o mal, dependiendo de su esfuerzo y no del gobierno, y más para quienes tienen estatus migratorio comprometido.

Los connacionales que ya tienen “papeles” experimentaron apoyo durante la pandemia de parte del gobierno de Trump y seguramente seguirán con beneficios con Biden.

Retornando a las bajas pasiones, no solo pasa en nuestro país, tercermundista, sino que, en las grandes potencias, porque de todos modos el poder siempre despierta inquietudes y ardores en propios y ajenos.

Personalmente creo que al mundo y a los connacionales les convenía la continuidad, pero como no se dio, Trump debería aceptar el resultado de las votaciones y dar paso a los demócratas en un tiempo complejo donde no se sabe qué va a pasar en los siguientes años por el tema de la pandemia y sus latentes amenazas.

Sea quien sea que gobierne Estados Unidos, a todos nos conviene un gobierno fuerte y en consecuencia una economía sólida, porque si le va bien al grande, los países países resultan con un coletazo beneficioso.

Olvídense que sean demócratas o republicanos, de derecha o de izquierda, lo que se quiere es que un gobierno trabaje, no robe y mantenga la estabilidad en todos los ámbitos, especialmente en el económico.