Conversamos con el devoto quetzalteco Héctor Ernesto Ovando, de 45 años, quien participa en cortejos procesionales desde que tenía dos años, y esto nos expresa:
¿Qué implica ser un devoto católico cargador?
“Esto no implica solo las procesiones ya que es una labor de todo un año, es todo un sistema de evangelización porque se trata de piedad y religiosidad popular, lo cual es uno de los pilares de la iglesia. Es un cambio real en nuestra vida en los ámbitos académico, laboral, social y familiar”.
¿En qué hermandades ha participado?
“Tengo 27 años de ser miembro de la Hermandad del Señor Sepultado de la iglesia San Nicolás y 25 años de ser parte de la hermandad de Santo Domingo de Guatemala. Además, fui uno de los organizadores de la Hermandad de Caballeros de Cristo en San Nicolás”.
¿De dónde surge el vestir como cucurucho?
“Está relacionado al capirote y viene desde el tiempo de la colonia hasta principios del siglo XX durante el gobierno del expresidente Manuel Estrada Cabrera quien ordenó que todos los devotos debían ir con el rostro destapado por miedo a un atentado en su contra durante la procesión de Jesús Nazareno de Candelaria. He tenido el honor de vestir como cucurucho, lo cual es sagrado para uno como católico”.
¿Qué debe cumplir un devoto católico cargador?
“En lo espiritual, fe, constancia, caridad, conversión, comunión y sagrada eucaristía. En lo físico estar en buena condición, hidratarse bien y estar bien alimentado por lo extenso de los recorridos y el peso de las andas”.
¿Ser devoto católico cargador es una herencia familiar?
“Por supuesto, en mi familia todos somos devotos cargadores y así ocurre con muchas familias quetzaltecas”.
¿Qué significado tiene para usted la Semana Santa?
“Es una época de penitencia, oración y conversión”.