UN DÍA A LA VEZ
Hoy de nuevo tengo el honor de dirigirme a usted con todo respeto y aprecio, para compartir opinión desde la perspectiva que, las diversas áreas de especialización y la experiencia que la vida nos ha dado en el desempeño diario, nos permita.
Esta vez compartiremos desde una plataforma distinta, que nos permitirá estar en constante comunicación y poder crear una interacción que nos aporte en ambas vías, lo que personalmente considero muy valioso, pues siempre he pensado que entre los mismos seres humanos nos enriquecemos para adquirir más conocimiento.
Las nuevas tecnologías de información sugieren que tenemos el mundo a nuestro alcance, dándonos la oportunidad de estar más y mejor comunicados, claro está, que todo dependerá del uso que cada quien le demos a las diferentes herramientas que tenemos a disposición, para que el aporte de las mismas sea positivo.
“La Voz de Xela” es un concepto revolucionario que le apuesta a la nueva forma de compartir el acontecer diario, además de ser un ejemplo de emprendimiento y el gran valor que implica atreverse a romper esquemas; es una plataforma que nos permite a todos los que queramos estar bien informados tener acceso a los más recientes sucesos, sin importar el lugar geográfico en donde nos encontremos.
Este espacio lo he denominado “Un día a la Vez”, y es que, aparte de ser un nombre que nos dará amplitud para abordar los distintos temas de interés, es una frase, si le queremos llamar así, que en los últimos meses me ha dado grandes enseñanzas, razón por la que, con la humildad de siempre, se la he querido compartir.
Recientemente y de nueva cuenta hemos sido testigos de cómo a quienes se le ha confiado la dirigencia de nuestro país han vuelto a traicionarnos, tal parece que nos hemos acostumbrado a este tipo de noticias, pues muy lejos de lo que se pensó, esta vez fueron muy pocas la personas que acudieron al llamado de manifestarse en contra de los actores principales y con el paso de los días, ese fervor parece desvanecerse.
Si bien es cierto las manifestaciones quizásno son el mejor medio para hacernos valer, ya hemos evidenciado la presión que esto genera para realizar los correctivos que sean necesarios; y es ahí donde radica la importancia de no quedarnos callados, luego ese silencio nos vuelve cómplices.
Más allá de acudir a una plaza, hacer carteles y elevar la voz, debemos desprogramarnos de la indiferencia que nos ha causado tanto daño, la corrupción bajo ningún punto de vista es normal, aunque esta se haya apoderado y enraizado en nuestro país.
No tenemos por qué continuar con aquellos patrones que nos han querido imponer, no debemos permitir más que funcionarios, empleados municipales o gubernamentales, ni cualquier otra persona prestadora de servicios quiera cobrar extra por hacer el trabajo para el cual se le contrato, y por el que ya devenga un salario.
Debemos erradicar todo aquel pensamiento que nos orilla a argumentar que, si los demás lo hacen, yo también tengo derecho. Actos simples como no querer hacer la fila correspondiente o usar nuestras influencias violando el derecho que tienen todos aquellos que necesitan lo mismo que nosotros, son actos de corrupción.
La corrupción no es más que el mal uso del poder para conseguir una ventaja ilegítima, y aunque duela reconocerlo, todos hemos sido corruptos en algún momento de nuestra vida. Esto en absoluto debe hacernos bajar la cabeza, y mucho menos nos hace indignos de exigir que las cosas se hagan correctamente; al contrario, enmendar nuestra forma de conducirnos nos da el valor y el coraje para reclamar lo que merecemos.
Guatemala necesita de valientes que estén dispuestos a hacer las cosas bien, cuando rompemos estos patrones de conducta, esquemas y paradigmas, damos paso a nuevas y mejores formas de vida. Aprendamos entonces a impactar un día a la vez, recordemos que todo aquello que hagamos, y aun lo que dejemos de hacer, tendrá irremediablemente consecuencias en nuestro mañana.
Mercadóloga especialista en Gestión de Proyectos. Capacitadora, motivadora, estratega y analista empresarial.