Todos los países del mundo, tienen su mes patrio, en el caso nuestro es septiembre, esto en alusión a la independencia del reino español. Los que nos hemos atrevido a leer un poco y a pensar diferente, concluimos que, simple y sencillamente para la Guatemala profunda, jamás hubo ni hay tal cacaraqueada independencia. Los beneficiarios de eso -independencia-, obviamente, fueron los que despojaron las tierras, quemaron los lugares santos, etc., de nuestros ancestros.
Pero, antes que los invasores tomaran la decisión de independizarse, un caitudo -así nos tratan hoy en día, el pacto de corruptos y los que creen que, el indígena, solo ha servido para obedecer-, se atrevió a leer, analizar e interpretar la constitución española de 1812 o Constitución de Cádiz (popularmente la Pepa). El honorable, valiente, letrado -tanque de pensamiento, dicen ahora-, ATANASIO TZUL, líder indígena, nacido en Cantón Paqui, Totonicapán, junto a otros y otras comunitarios y vecinos del mismo departamento y con los mismos atributos que Tzul, en 1813 -ocho años antes de la proclama de la independencia oficial-, se decidieron a organizarse y luchar contra el pago exagerado de impuestos, tributos, maltratos, discriminación, etc., en todo esto, hay algo muy importante que debe valorarse y reconsiderar en las principales fechas de acontecimientos que han cambiado el curso de la vida política, social, cultural y económica de nuestros pueblos, me refiero, el 12 de julio de 1820, fecha en la cual los principales y los líderes reconocieron como reyes a Tzul y a su esposa, cuenta la historia que, les impusieron las coronas de San José y Santa Cecilia. Estimado lector, el punto no es tanto las coronas, ni los títulos, -para los indígenas, esto no es el objetivo, lo digo con conocimiento de causa- sino, el conocimiento de lo que está pasando y su justa aplicación en el momento oportuno. La Constitución de Cádiz, favorecía a los indígenas y eso no querían los invasores que se supiera. Solamente estoy esbozando el acontecimiento relevante e histórico que, sin duda, puso las barbas en remojo a los que detentaban el poder acá en Guatemala y forzaron “su independencia”.
Hermanos comunitarios y del área urbana, ¿usted cree que, después de 203 años, somos libres, soberanos e independientes del poder económico, político, social y cultural? Perdone, pero en lo absoluto. Los mismos pícaros, soberbios, ineptos, deshonestos, corruptos, indecentes -agréguele usted otros tantos-, nos está gobernando, antes, nuestro oro y dinero, se lo llevaban a España, hoy, el oro, plata, zinc, óxidos de hierro, níquel, jade, entre otros, y dinero en efectivo, se lo llevan a Estados Unidos, China, El Salvador, Belice; el año pasado, el principal exportador de nuestro pisto, fue un tal Miguelito, y los dueños de empresas del caso B410.
En 1813, Atanasio Tzul leía, investigaba, participaba y le indignaba las injusticias sociales, hoy, nosotros no leemos, menos investigamos y para nada participamos, nos indigna y mandamos a los abismos del infierno a una señorita que intencional o no, piso nuestra bandera, pero, no decimos casi nada, ante los abusos, ladrocinio, prepotencia y robadera que practican casi en nuestras narices los gobiernos de turno, diputados, jueces, magistrados, alcaldes, etc.
La elección de nuevas autoridades del organismo judicial -magistrados de la CSJ y de Apelaciones- está cargada de nubarrones que presagian tiempos tormentosos, los truenos, rayos y centellas por la elección de personas irresponsables, sin honorabilidad, y no gratas en más de cuarenta países, nos hace sentir como guatemaltecos, avergonzados ante el mundo civilizado.
Qué ingratos somos, no tenemos amor propio, pero, nunca es tarde para reivindicarnos y luchar por una patria más digna, solidaria y humana, entonces y solo entonces, seremos libres, soberanos e independientes.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.