Es una frase trillada. Pero quizás más que eso, es un clamor. Es una petición. Es un deseo, un deseo que se ve inalcanzable para la mayoría de los seres humanos. Ha sido siempre el mayor deseo en el corazón del mundo: que vivamos en paz. Vivir en paz con nuestra familia, con nuestros connacionales, a nivel internacional que no existan las guerras. Que no existan las violaciones a los derechos humanos fundamentales. Que las torturas que se han realizado por tiempos inmemorables puedan quedar abolida de una vez y para siempre. Que la esclavitud, sea abolida totalmente en forma eficiente. Que podamos vivir en paz con nuestro cónyuge. Establecer lazos de amor y respeto con nuestros hijos. Caminar de la mano con nuestra pareja en total armonía, simplemente viviendo en paz.
Todos estos son deseos que se han vuelto inalcanzables en el mundo moderno. Cada quien busca su interés particular. Muchas de nuestras acciones van encaminadas en forma egoísta solamente a protegernos o si mucho proteger a nuestra casa. Poco nos involucramos en los quehaceres de nuestra comunidad. Pero si queremos que las cosas sucedan en forma angelical, en forma repentina y excelente. Sin embargo, a Paz no es un constructo netamente del ser humano. Es justo en estas fechas cuando recordamos al Príncipe de Paz. Dicho Príncipe es personificado en la vida de Jesús a quien recordamos y celebramos en esta Navidad. Toda construcción que el ser humano haga, nunca será suficiente para consolidar la paz. Creo que la llave está en conocer al Príncipe de Paz. La salida de este atolladero de maldad, dolor, egoísmo etc. sólo puede ser enfrentado cuando tenemos de la mano al Príncipe de paz.
El Príncipe de Paz fue encarnado en la vida de un hombre llamado Jesús. Los ángeles que estaban pastando sus ovejas en el campo escucharon dicha voz. Este pasaje está descrito en el evangelio de Lucas 2:9 -l 14. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, ¡Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Resalto la frase: y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.
Como nos damos cuenta esta fue una promesa anunciando la venida del Príncipe de paz. ¿Porque entonces insistimos en encontrar la paz por medios pasajeros? Medios que no tienen mucho soporte a largo plazo. Porque cuando algo está soportado sobre la voluntad humana, esta suele ser cambiante, errática, caprichosa, etc. que se adapta a la situación que mejor le convenga sin establecer fundamentos. Pero cuando los Ángeles hablan y dicen: y en la tierra paz, están hablando de una paz que viene del cielo pero que se hace realidad en la tierra. Ésa es la gran verdad de esta fecha. La celebración de esta fecha es justamente la venida del Príncipe de Paz.
Y nunca podremos encontrar paz en muletas transitorias para hacernos sentir bien, transitoriamente. El Príncipe de Paz quiere traerte una paz duradera, una paz eterna, aún en medio de las circunstancias difíciles que puedas estar pasando. El Creador de la paz tiene sobre ti un sello que es puesto en tu cabeza donde pueda ser reconocido que eres miembro activo y representante digno del que trae la paz duradera. No podemos confiarle a la casta política que establezcan la paz por decreto. Tampoco emplear la fuerza pública puede poner paz en una persona. Porque, aunque la intervención de la fuerza pública se hace necesario en algunos casos, esta nunca tendrá incidencia sobre el corazón del hombre. Al contrario, sólo generará un cúmulo de odio que se hace expresivo en cualquier situación en donde alguien se sienta agredido.
Por eso la invitación para estas fechas, es que más que comprar regalos, comer, beber etc., debes seguir el camino angosto acompañado del Píncipe de Paz. Caminar en ese contexto nunca será fácil, pero, aunque estés en medio de una batalla, cualquiera sea la naturaleza de esta, podrás comer, dormir y beber sin que esto altere tu paz. El libro de los salmos lo deja por escrito diciéndonos: que, aunque andemos en Valles de sombra y de muerte no temeremos mal alguno porque Êl, refiriéndose a Cristo, siempre estará con nosotros.
Mi conclusión en el presente artículo es que mirar hacia las alturas donde puedes extraer Toda la paz que necesitas para todos los días que vivas sobre la faz de la tierra.! ¡Feliz Navidad!
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Cardiólogo - Coach/Conferencista coachedwinibarra@gmail.com