Hay indicadores que apuntan a que el año 2022 será el mejor de los últimos siete, porque desde el 2015 no había existido una buena proyección de futuro.
Es cierto que la pandemia marca un antes y un después en todos los ámbitos de la vida, pero especialmente a la sociedad le enseñó a planificar y diseñar el porvenir, por ello, muchos tienen definido y trazado lo que viene en el siguiente año.
En este medio de comunicación nos hemos atrevido a declarar que el 2022 será histórico en un sentido positivo y de renuevos, porque hay mucha sed de lograr lo que se quedó entre los pendientes en los últimos dos años ceñidos por la enfermedad conocida por todos.
Hay factores que no podemos apartar antes de iniciar un nuevo ciclo, y es estar agradecidos, por todo, incluido lo malo y gris, porque de ese modo tendremos un nuevo comienzo. Se trata de estar a la expectativa en este nuevo tiempo, pero con mente abierta y positiva, y sobretodo, con fe, porque aunado al máximo esfuerzo debe estar la fe.
Este mundo devuelve lo que le damos, si le damos enojo nos regresa ira, si le damos pereza nos regresa escasez; si le damos lo mejor de nosotros, no hay duda de que viene abundancia. Pero si confiamos y creemos, vendrá incluso lo que ni imaginamos.
Por eso hay que estar listos, prestos y enfocados. El plan de cada uno debe estar claro y definido para este nuevo año, porque del “haber que sale”, no sale nada bueno.
Debe haber un plan personal o familiar, otro laboral y uno específicamente en el ámbito económico. En lo primero, no deben faltar dos cosas, lo espiritual y lo físico, porque somos seres integrales.
Nos esperan grandes cosas si nos esforzamos y si sabemos a dónde queremos llegar.