Aprovechando la tradición de las doce uvas que uno debe comerse a medianoche del primer día del año, creo vale la pena sumarle a cada uva un deseo.
La uva de la felicidad: hemos nacido para ser felices y para hacer felices a los demás. A pesar de los problemas que tengamos, tratemos de disfrutar cada detalle y cada día de esta vida. La felicidad es una decisión que debe renovarse todos los días.
La uva del perdón: no hay nada mejor que vivir en paz. Jesús nos pide no sólo perdonar hasta siete veces sino hasta setenta veces siete, es decir, siempre. Jesús no sólo perdona, sino que olvida que ha perdonado. Perdonemos de corazón a quien nos ofende.
La uva paz: “el respeto al derecho ajeno es la paz”, (Benito Juárez). La paz, fue y sigue siendo uno de los grandes deseos de Cristo para la humanidad. Cultivemos una cultura de paz entre las naciones, entre los pueblos, entre las familias y entre los grupos. No hay nada mejor, que experimentar tranquilidad y serenidad interior.
La uva del “qué dirán”: Algo que preocupa a muchos seres humanos, es el “qué dirán”. Y por miedo al “qué dirán” se limitan a compartir y a disfrutar la vida. Por lo tanto, independientemente del oficio, la profesión y la vocación en la que nos desempeñemos, no sufra por lo que los demás dirán; igual, los demás siempre dirán cosas de usted.
La uva del amor: hemos nacido por amor, para amar. Ame sin medida a los demás. Aunque se porten mala onda con usted, ámelos. Porque si amamos sólo a los que nos aman, no hacemos nada extraordinario. La excelencia humana la alcanzan aquellos que aman a los demás sin límites. Recordemos que al final de nuestra vida seremos examinados en el amor, (San Juan de la Cruz).
La uva de la oración: el diálogo con Dios es clave para sentirnos en paz. La oración es hablar de amor con Dios. La oración es la mejor arma que podemos utilizar para luchar y vencer al mal en nuestra vida. Una persona orante, jamás será destruida por el mal, porque tendrá la suficiente fuerza para pelear y vencer al espíritu del mal.
La uva de la esperanza: creo que ante el horizonte que tenemos frente a nosotros este 2022, es indispensable ver la vida con esperanza. Nunca hay que dejar de creer que mañana será mejor que hoy.
La uva de la serenidad: El diablo como león rugiente siempre está buscando a quién devorar, (1Pe 5, 8). “Que nada te turbe que nada te espante”, (Santa Teresa de Ávila). Que nadie ni nada nos arrebate esa serenidad que tanta falta hace en nuestra vida.
La uva del sentido de la vida: razones para quitarse la vida, para vivir deprimidos y para culpar a los demás siempre habrá. Pero recuerde que su vida tiene una razón de ser en este mundo. Usted no existe por gusto. “Desde antes de nacer yo te había elegido”, (Jr 1, 5-12). El sentido de su vida es que Dios tiene un proyecto para usted, y usted tiene que desempeñar este proyecto. Siempre hay razones para vivir.
La uva de la comunicación: el diálogo es importante para solucionar problemas. Pero esfuércese por una comunicación asertiva, es decir, sin gritos y sin violencia. La comunicación abre nuevos horizontes y nos ayuda a crecer como personas en todo tipo de instituciones.
La uva de la humildad: acepte que no siempre tiene la razón y que se equivoca. Por la humildad se baja y por la humildad se sube a Dios (San Benito). En el humilde, el arrogante y soberbio no tiene cabida. Humildad es hablar cuando haya que hablar y callar cuando haya que callar.
La uva del agradecimiento: agradezca lo bueno y lo malo del año 2021. La gratitud nos hace felices. Gracias 2021 porque me hiciste más fuerte para enfrentar los problemas de la vida. Gracias por mi vida, la vida de mi familia y amigos. Gracias Dios por todo, porque sin merecerlo, te has mostrado misericordioso conmigo.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.