Los seres humanos por naturaleza somos diferentes en nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Por lo mismo, es importante “aprender a vivir con otros”. Aprender a vivir con quienes Dios ha puesto a nuestro lado no siempre es fácil, porque somos “diferentes”. ¿Qué hacer para aceptar al otro tal cual es? Nunca intentemos cambiar a los demás, porque no lo lograremos. La persona cambiará cuando quiera y deje entrar a Dios en su vida. Por lo tanto, no perdamos el tiempo en querer cambiar la soberbia, el orgullo, el odio, el mal humor y la depresión del otro. Quien tiene que cambiar es uno mismo.
Cuando experimente situaciones difíciles con otras personas, medite en lo que puede hacer para aceptarlas “como son”. Cuando hablo de “cambiar” me estoy refiriendo a “convertirme” en una persona más alegre, más tolerante y más inteligente para relacionarme con los demás.
Quien tiene que convertirse y modificar su conducta es uno mismo. No logramos nada con decir, “es que a este fulano ya no lo soporto y no lo puedo ver ni en pintura”. Esta es una manera de expresar nuestra incapacidad de ver al otro tal como es. Lo cierto es que es una pérdida de tiempo intentar cambiar a los demás, porque nunca cambiarán. Quien sí puede cambiar la forma de percibir al otro es uno mismo.
Para poder aceptar a los demás tal como son, una técnica que puede ayudarnos es la oración. En ese diálogo profundo con Dios, podemos pedirle sabiduría a Aquel que nos ama, para poder aceptar a los otros “como son”.
Las personas difíciles pueden ser: sus padres, sus hijos, sus compañeros de trabajo, su jefe, su pareja, etc. Es sano aprender a vivir y amar a quienes le complican a uno la vida casi todos los días. El mejor legado que podemos dejar en esta vida es sembrar la semilla del amor en todos los espacios por donde transitemos a diario.
Tenga presente que las personas que le hacen daño jamás aceptarán que le están haciendo daño. Para ellas usted es quien tiene la culpa de todas sus desgracias. Y cuando se les responsabiliza del daño que hacen, se transforman en víctimas. ¡Quien está mal, quiere que todos estén mal! Eso no es justo, pero muchos caemos en su juego sucio.
Entonces “ojo”, porque personas con estas características las hay en todos lados. Aunque a veces es difícil mantener la calma, trate de hacerlo. Que las personas difíciles no tomen el control de su vida. Usted es el piloto de su propia vida.
Hay un cuento antiguo que describe a una jovencita paseando por un prado, cuando de repente ve a una mariposa que estaba clavada en una espina. Con mucha delicadeza ella la liberó, la mariposa comenzó a alejarse volando. Pero luego regresó, transformada en una hermosa hada. Por tu bondad, le dijo el hada a la niña, te concederé tu más ferviente deseo. La niña pensó y dijo: “quiero ser feliz”. El hada se inclinó hacia ella, le susurró algo al oído y desapareció. Al crecer la niña, no había nadie en el país que fuera más feliz que ella. Cuando alguien le preguntaba el secreto, solo sonreía y contestaba, “escuché a una buena hada”. Cuando llegó a la vejez, los vecinos temieron que el famoso secreto muriera con ella. Por favor, le decían, “dinos lo que te dijo el hada”. La tierna anciana solo sonrió y contestó: “me dijo que cualquier persona, no importa como fuera, ¡tenía necesidad de mí! (Anónimo).
Estoy seguro que quienes más necesidad de mí tienen son las mismas personas que peor se han portado conmigo. No nos quieren, nos critican, nos tienen envidia, les caemos mal; pero al mismo tiempo, son las más necesitadas de nuestro amor. Tratemos de estar bien, porque en el momento menos pensado, Dios pone en nuestro camino a personas enfermas para que sean sanadas por nosotros.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.