Cuando la fiscal general del Ministerio Público asumio el cargo, a mediados de 2014, poco se esperaba de su gestión. El nombramiento realizado por el presidente de ese entonces, general Otto Pérez Molina, estaba ensombrecido por el llamado de los corruptos agrupados en diferentes organizaciones, Fundación contra el Terrorismo y otras, que tenían el objetivo de sacar de la institución a Claudia Paz y Paz, cuyo delito fue iniciar la persecución con diligencia en contra de aquellos que fueron responsables del genocidio vivido durante la guerra en Guatemala.
De tal cuenta, hicieron todo para que Paz y Paz entregara el cargo de inmediato, una vez cumplidos los cuatro años del periodo, aunque ella no hubiera ejercido completo el mismo. La elección realizada por el presidente, según ellos, garantizaba retomar el control de la entidad.
En el teléfono móvil de Roxana Baldetti figuraba el contacto con el nombre Kiti, mediante el cual podía tener acceso directo a la nueva jefe del MP. Lo hizo en el primer momento que lo necesitó, envió a su secretario privado para que le ayudara con el caso del maíz en mal estado, y que involucraba a la esposa de este. Sin embargo, no recibió la respuesta esperada. Desde este momento ambos, presidente y vicepresidente, comenzaron a percibir lo que se venía.
Seguramente, Juan Carlos Monzón percibió con anticipación la tormenta, porque no es casualidad que haya acumulado toda la información con el nivel de detalle que la describe en la audiencia de anticipo de prueba, para el caso «La Línea». Los datos perfectamente sistematizados en su computadora, documentación de respaldo, fechas y horas de cada acto, hace suponer que él tenida información y sabía que iba a necesitar un salvoconducto cuando la situación se pusiera difícil.
A pesar de las dudas en el nombramiento de Thelma Aldana, ella se encargó de ir disipando las mismas. En menos de un año ya tenia finalizados los casos para iniciar la persecución de una de las estructuras criminales más grandes y poderosas incrustadas en el Gobierno. El caso se denominó “La Línea”. Este caso llevó años de preparación, por tanto, mucho de lo que se acumuló de pruebas es producto del trabajo de la anterior fiscal. Los honores se los llevó Aldana. Así es, sin embargo, ella pudo decidirse por el lado oscuro, representado por aquellos que la nombraron, al no hacerlo se ganó la simpatía y agradecimiento de millones de guatemaltecos.
Los resultados de la gestión se resumen en los procesos como La Línea, Cooptación del Estado, TCQ, Redes, Manipulación de la Justicia, Transmetro. En estos hay dos expresidentes en la cárcel, ministros de Estado, secretarios, colaboradores del Gobierno y diputados. Todo esto no tiene comparación en el mundo, ningún país libre y democrático ha logrado estos resultados. Por supuesto, con el apoyo de la Cicig.
La justicia no discriminó, debemos recordar que el gobierno de Alvaro Colom fue el que más apoyó el trabajo de la Cicig y el MP en la lucha contra la corrupción e impunidad, pero esto no lo salvó de cárcel.
En la era democrática guatemalteca, joven e incipiente, hay muy pocos personajes sobresalientes, y este calificativo quedará en la historia para la fiscal general del Ministerio Público Thelma Aldana, periodo 2014–2018. Deseamos fervientemente que el trabajo de ella sea superado por la nueva fiscal.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.