Uno de los valores principales de la vida es la “gratitud”. Al primero que tengo que agradecerle es a Dios. Dios ha sido el que me ha dado la vida, y gracias a este regalo, ustedes y yo estamos en donde en este momento cada uno está. La vida humana se me ha dado para que yo la ponga al servicio de los demás. Mi vida tiene que ser usada para hacer crecer y trascender a los demás seres humanos. Todas las bendiciones que se reciben cada día se las debemos a Dios, y por ende hay que agradecerle a Él este magnífico don.
Las personas agradecidas son más felices que las que creen que hacen lo que hacen por sus propios méritos. Agradézcale a Dios su vida, sus cinco sentidos, el cuerpo que tiene, etc. A Dios le debemos todo lo que somos. Pero también hay que agradecerles a nuestros padres por haber sido los medios para que viniéramos a este mundo. Agradézcales a sus padres todo lo que han hecho por usted. No pierda el tiempo en estar juzgando a sus padres. Muchos de los hijos e hijas no tenemos la solvencia moral para hacer juicios de valor acerca de la vida nuestros progenitores. Usted use su tiempo para agradecerles lo mucho o poco que han hecho por usted hasta el día de hoy.
Hay que vivir siempre agradecidos también con las diferentes empresas que han confiado en nuestro talento para ayudarles a cumplir su misión y visión. Esas empresas han delegado en nosotros varias funciones las cuales debemos cumplirlas con respeto y responsabilidad. Gracias a los servicios que les prestamos, recibimos un salario que nos permite satisfacer algunas de nuestras necesidades básicas. Entonces, agradézcale a Dios por ese trabajo que tiene. Y cuando llegue un nuevo compañero o compañera no se moleste, no se enoje. Recuerde que el que hace bien su trabajo, no tiene por qué sentirse inseguro de que le quiten el suyo. Todo lo contrario, cuando llegue una nueva compañera, ayúdele explicándole cómo tiene que hacer su trabajo. No importa, si este nuevo compañero le agradecerá o no. Lo cierto es que las bendiciones se las está echando encima usted.
Sea agradecido también con las personas cercanas a usted. Entre estas personas cercanas están los amigos, las amigas y, en algunos casos, la pareja. Los amigos y las amigas son quienes nos acompañan en las buenas y en las malas de la vida. No sea tan escéptico o escéptica con los amigos. A veces las experiencias pasadas, hacen que usted ya no confíe en nadie. Mi recomendación es que, en este camino de la vida, la presencia de los amigos y amigas, es necesaria.
Incluso, yo siempre recomiendo que debemos ser agradecidos con nuestros enemigos. Todos nos hemos topado en la vida con personas a quienes no les caemos bien; y, por lo tanto, nos convertimos en objeto de críticas por parte de ellos. Pero hay que agradecerles, porque son ellos quienes están pendientes de nuestros errores. Son ellos quienes, con sus críticas, nos hacen ver por dónde nos equivocamos. Y esos comentarios negativos que hacen de nosotros, nos permiten mejorar y crecer como personas. Es justo agradecerles a nuestros enemigos sus críticas, muchas veces injustas. Pero en lugar de enojarnos, agradezcámosles el tiempo que se toman para pelarnos un poquito.
Sigamos cultivando el valor de la gratitud en dondequiera que estemos. Recuerde que cuanto más agradecido sea, más feliz será. “Den gracias por todo, porque eso es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús”, (1Tes 5, 18). Todo lo que somos, lo somos gracias al apoyo y cariño de los demás.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.