¿Qué mes? Para Guatemala fue un sisma el que se vivió en septiembre. Desde el 31 de agosto, ver por la ciudad los vehículos blindados del ejército, circular por las calles principales de la ciudad capital, sobre todo, a cercanías de la embajada de Estados Unidos y de la Comisión Internacional Contra la Impunidad –Cicig-. Fue un espectáculo propio de una película de terror.
El miedo se apoderó de los guatemaltecos, un movimiento extraño e inusual se veía en el Palacio, los medios de comunicación, y las redes sociales, explotaron. Todos esperando en que momento se solicitaba al sistema nacional de comunicación integrarse. Música de marimba en las radios y canales de televisión, era lo común durante la época oscura en la que el ejército gobernó, desde 1954 hasta 1985. Esto fue parte de la política gubernamental, todos esperaban un “Golpe de Estado” por la fuerza, como sucedió en varias ocaciones en el país. Sin embargo, no fue por la fuerza, sino que ese día, se inició lo que hoy se materializa como un “Golpe de Estado Técnico”.
Cuando se realiza un golpe de estado, éste se caracteriza por limitar los Derechos Constitucionales de los ciudadanos, antiguamente, esto era por la fuerza. La nueva forma de hacerlo ahora es utilizando el poder del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Durante todo el año, desde agosto 2017 a septiembre 2018 el Gobierno se ha dedicado a buscar las estrategias que le permitan expulsar al comisionado de la Cicig: Iván Velázquez. Cabildeos en el Congreso y en las Cortes, cambios en el Ministerio Público y toda la fuerza de los Ministros de Estado han hecho que se conformen diferentes frentes, algunos a favor del Presidente Jimmy Morales y otros a favor del Comisionado y de la Cicig. En Estados Unidos, han logrado copar a funcionarios corruptos, sumarse a las políticas de Trump a nivel geopolitico, al fundamentalismo religioso de Mike Pence y de todos aquellos que tienen inversiones, ya sean legales o ilegales, éticas o delictivas, a lo interno y externo del territorio nacional.
En todos los espacios politicos, hoy es común escuchar frase como: “Dios les bendiga, Dios bendiga Guatemala, Oremos por Guatemala”. Consignados en los tribunales, podemos ver a ex funcionarios del gobierno del expresidente Otto Perez Molina, a él mismo, a Roxana Baldetti y a otros llegar a los tribunales con la biblia en la mano. Subirse al fundamentaliso religioso en el medio oriente, con un apoyo a Trump y a Israel con el objetivo de ganar adeptos desde lo religioso, es la meta de los políticos.
Desde los mismos orígenes de la sociedad, el instrumento de dominación por excelencia ha sido la religión. El gobierno de Jimmy Morales lo sabe, los Ministros y Diputados también, por ello, no es extraño escuchar al Presidente del Congreso, Álvaro Arzú Escobar, decir en sus discursos: “Dios bendiga Guatemala”.
La más reciente manifestación religiosa fue la expresión popular presentada en la Marcha por la Vida, organizada por las iglesias de diversos cultos el día dos de septiembre. Miles de guatemaltecos se volcaron a las calles de la ciudad, agrupaciones religiosas, diputados, candidatos a presidente y otros quisieron ir al frente, asumiendo el control e intentando aprovechar la publicidad para sus fines mezquinos. Incluso, el Presidente Morales, al expulsar a la Cicig del país, dijo que su gobierno defiende la vida, esto, 48 horas antes de la marcha, y posteriormente la clasificó como una verdadera manifestación del pueblo guatemalteco.
Luego de ver la respuesta, Satanás buscó aliados, y encontró a los mejores en el gobierno, específicamente en el Poder Ejecutivo y Legislativo. ¿Qué se requiere para ser aliado del demonio? Mentir, engañar, matar, y castigar, entre otros. Éstas mínimas características las llena muy bien el Presidente, Vicepresidente, Ministros, Secretarios, pero especialmente, diputados.
El Presidente Morales, ganó puntos con el ser demoníaco, argumentando falsamente a los representantes gubernamentales en el mundo, representados en la ONU, de la siguiente manera: “Mi gobierno no tiene ningún señalamiento de corrupción”. Se le olvidó mencionar el bono del ejército, la compra de insumos personales con fondos gubernamentales, y las declaraciones de empresarios que afirman haber entregado más de siete millones partido FCN-Nación. Dicho acto solo puede hacerlo con tal descaro aquel que está poseído por el demonio.
Los diputados no han querido quedarse atrás. ¿Cómo hacemos para ganar adeptos en la población, con esta polarización existente? Fue la pregunta que se hicieron los distinguidos representantes del pueblo. Alguien se ingenió buscar un tema religioso, igual que el del aborto y la vida. Y de casualidad, apareció la banda de Rock, cuyas canciones y temas son en tributo a ese ser oscuro que habita en el infierno. Bendito sea, dijo uno, es el momento de ganar votos de los religiosos, prohibir el concierto, que ya se ha llevado a cabo en varias ocasiones en el país. Y el demonio ganó. Días, horas; y recursos del Estados han sido invertidos en esta discusión.
No hay tiempo para debatir sobre los niños, niñas y ancianos que todos los días mueren de hambre, y mucho menos sobre las niñas prostituidas por el gobierno, denuncia que ya fue presentada en el Ministerio Publico contra el Presidente, eso no nos interesa. Tampoco fue tema de importancia cuando encerraron a las niñas del hogar seguro y luego les prendieron fuego. Y los huérfanos que deja la violencia, la pobreza, la migración y la desigualdad son presa fácil para el reclutamiento de nuevos integrantes en las maras, para seguir cometiendo actos delictivos como asesinar, robar, vender drogas, entre otros tributos al demonio. Así, de esta forma, Satanás vive feliz en los pasillos del Congreso.
Congreso copado de inocentes, vestidos hoy de blanco, como si fuera su bautizo o primera comunión. Se dan golpes de pecho, se desgarran las vestiduras, se arrodillan y piden al cielo les conceda el milagro de continuar robando los fondos publicos.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.