Para cualquier mortal y sobre todo para el ciudadano guatemalteco de a pie, es casi imposible imaginar tener a la vista millones y millones de quetzales, billetes sobre billetes, es escalofriante pensar en ello.
Pero, solo en Guatemala sucede lo inimaginable, en un período de dos años -2018/2020-, los guatemaltecos hemos sido testigos de cómo los criminales y ladrones de cuello blanco, esos que jamás tendrán perdón de Dios, nos han robado a manos llenas. El 8 de septiembre de 2018, Aneliese Herrera la que era asistente de Alejandro Sinibaldi dio su “testimonio” detalladamente cómo el ladrón de Sinibaldi escondía el dinero del pueblo de Guatemala para robárselo, más de 100 millones de quetzales. La clave para robar nuestro dinero, es ser ministro de Comunicaciones y Vivienda, de Finanzas, de Desarrollo Social, Cultura y Deportes, en fin, creo que, de cualquier ministerio. Una maleta con 4 millones para la camioneta blindada, 2 millones para Rodrigo Sinibaldi, 2 millones para Alvaro Sininaldi, 5 millones para la bodega de la zona 5, 6 millones para Pedro Valenzuela y él –Alenadro Sinibaldi- se lleva 6 millones, así se repartieron nuestro dinero para esconderlo. Qué asco de seres humanos.
Nuevamente, gracias al trabajo PROFESIONAL –con mayúscula- de la FECI, hace seis días -16 de octubre- los delincuentes al mando de otro ministro de Comunicaciones y Vivienda en el gobierno de Jimmy Morales –José Luis Benito- nos sorprende con la monumental noticia de haber encontrado la astronómica cantidad de 122 millones 351 mil 456 quetzales con 60 centavos en una casa de Antigua Guatemala. Qué carajos nos está pasando a los guatemaltecos, por qué no aprendemos la lección, es decir, seguir votando por delincuentes y que a la postre nos dejan sin los recursos necesarios para tener una vida más o menos digna.
Ese día y esa cifra de dinero que nos robaron pasaran a la historia, porque nunca antes se había encontrado semejante cantidad de quetzales, incluso el propio jefe de la fiscalía contra la corrupción –FECI- honorable licenciado JUAN FRANCISCO SANDOVAL ALFARO –así con mayúscula- se impactó enormemente diciendo lo siguiente: “Yo nunca había visto tal cantidad de dinero en efectivo”. No es para menos, 22 maletas llenas de dinero, incluso una de las maletas tenía el cintillo de una aerolínea en la que viajó José Luis Benito. Ahora solo falta que los delincuentes digan que, es implantación de pruebas.
Estimado lector, en tiempos de pandemia vale la pena reflexionar y preguntarnos, ¿qué significa tener escondidos más de 122 millones de quetzales?
Los “partidos” políticos únicamente han sido vehículos usados por los de apellido de abolengo –nietos y bisnietos- de los que firmaron “su” independencia patria, para seguir robándonos, casi que nos esquilman, nos trasquilan a su sabor y antojo; nosotros, hasta misa y cultos de acción de gracias les damos. ¡Qué carajos nos pasa!
Lo peor es que, definitivamente esos más de 122 millones de quetzales se perderán y harán ricos a otros. La ley de extinción de dominio no permite que se nos devuelva lo robado –invertir en programas de desnutrición y en equipamiento de hospitales, por mencionar dos de las grandes necesidades que tenemos. Así las cosas, nos roban dos, tres y hasta cuatro veces. Ahora explico: El artículo 47 del Decreto 55-2010 establece cómo distribuir lo incautado: 20% para cubrir los gastos de las unidades de métodos especiales de investigación creadas en virtud de la Ley Contra la Delincuencia Organizada, Dto. 21-2006, 20% para fondos privativos del Ministerio Público; 18% para fondos privativos del Ministerio de Gobernación, 15% para fondos privados de la Secretaria Nacional de Administración de Bienes en Extinción de Dominio, 25% para fondos privativos del Organismo Judicial y 2% para la Procuraduría General de la Nación y … ¡nos robaron de nuevo!
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.