Está de sobra comentar que las autoridades encargadas de velar por el buen estado de las carreteras del país —Dirección General de Caminos y Covial— no están haciendo casi nada al respecto, y obviamente esta situación pone en constante peligro la integridad física de las personas y de los vehículos. Aunado al mal estado de las carreteras, se suma la nula aplicación de la ley —Ley de tránsito, Ley para la circulación por carreteras libre de cualquier tipo de obstáculos y cuanto reglamento existe—. De esa cuenta vemos a lo largo y ancho de las principales carreteras del país —carretera Centroamericana, rutas nacionales, rutas departamentales y rutas de nomenclatura Especial— cualquier tipo de obstáculo sobre la cinta asfáltica o a los lados de ella, lo que hace sumamente peligroso conducir un vehículo.
Quiero referirme específicamente a la Ruta Nacional —RN— de la cabecera departamental de Quetzaltenango a la cabecera departamental de Totonicapán, pasando por Cuatro Caminos, San Cristóbal Totonicapán. Conducir un vehículo por ese trayecto, sobre todo en el lugar conocido como Las Rosas hacia Salcajá, se convierte en un verdadero peligro, tanto para conductores como para peatones, es inaudito ver vehículos parqueados en el centro de la carretera, y aún más asombroso ver a los agentes de la PNC y PMTQ juntos, haciendo retenes sin darse por enterados de los vehículos parqueados en el centro de la carretera. En ambos lados, y a escasos metros de la orilla, se ven tiendas, ferreterías, pinchazos, ventas de vehículos, etc., sin temor a equivocarme, habrá dos a tres personas mortalmente atropelladas semanalmente en ese sector. La imprudencia llega a su máxima potencia cuando vemos a pilotos de cabezales con sus plataformas ocupando un carril para reparar llantas, y sin la más mínima señalización.
Transitar en la circunvalación de Salcaja es otro atentado, cualquier dueño de negocio se dio a la tarea de cortar el arriate central de la carretera para crear retornos viales. Como consecuencia de ello, ha habido una cantidad considerable de accidentes, recuerdo uno que se suscitó un 24 de diciembre, donde el conductor de un picop, por evitar atropellar a un motorista que iba entrando a la cinta asfáltica, volcó aparatosamente y como consecuencia de ello fallecieron tres personas en el acto. Se imagina estimado lector, ¡qué Nochebuena pasaron estas personas!
Lo peligroso que se torna el paso por Cuatro Caminos, definitivamente se debe a la negligencia, la incapacidad, lo absurdo de las autoridades —PNC y PMT—. Ante las narices de las “autoridades” y donde se les antoja, se parquean los pilotos de microbuses, tuctucs, camionetas, tráilers, etc., es un verdadero caos.
La ruta de Cuatro Caminos hacia la cabecera de Totonicapán, hoy por hoy, es la ruta más peligrosa, la empresa que está trabajando para reparar la cinta asfáltica lleva 10 meses en dicha obra y aún no finaliza el trabajo, mientras tanto, no hay señalización, y eso ha provocado numerosos accidentes fatales.
Con la construcción de casas y locales comerciales a la orilla de la carretera, hemos convertido la Ruta Nacional o de primera categoría en una carretera de cuarta categoría. La culpa de todo esto la tienen las autoridades por no aplicar la ley, y los propietarios de los bienes inmuebles por construir antojadizamente y sin tener el más mínimo sentido común.
El artículo 146 del Decreto No. 12-2002 dice textualmente: “… Para edificar a la orilla de las carreteras, se necesita autorización escrita de la municipalidad, la que la denegará si la distancia, medida del centro de vía a rostro de la edificación, es menor de cuarenta metros en las carreteras de primera categoría y de veinticinco metros en carreteras de segunda categoría. …La municipalidad tomará en cuenta además, las prescripciones contenidas en tratados, convenios y acuerdos internacionales…”.
El artículo 2 del Dto. 08-2014 dice textualmente: “… Se prohíbe crear retornos viales o cualquier corte a los arriates centrales de las carreteras del país, CA, RN, RD; sin previa autorización…”.
Señores de la DGC, Covial, municipalidades, PNC, PMT, autoridades comunitarias, propietarios de inmuebles y pilotos automovilistas, por el amor al prójimo, pongámonos la mano en la conciencia, respetemos y hagamos que se respete la ley, hacer lo contrario se llama corrupción.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.