Al ojo del amo, engorda el ganado.
Hay padres que confían la seguridad de su hijo adolescente al policía de la puerta del antro que visitan. También hay padres que siguen pensando que la educación de sus hijos es responsabilidad de la escuela. No, la educación, les corresponde principalmente a los padres. Y ellos deben participar activamente en los centros educativos. La presencia es indispensable.
Participar en las tareas escolares se ha dejado principalmente a la madre, pero igualmente el padre posee muchos recursos para apoyar a cada hijo, y además resulta ser muy agradable. Cuando los padres se presentan regularmente a la escuela pueden diagnosticar dificultades que se vayan presentado. Presentarse al final de año, puede ser un diagnóstico de autopsia: “¡Oh! Ya nos dimos cuenta qué tenía, pero ya es demasiado tarde”.
Los docentes deben incluir en sus planes, por lo menos tres veces al año, la participación de los padres en clase, en deportes, en eventos. Incluso hay algunos padres que tienen más conocimiento y más habilidades que el docente.
Los padres deben estar atentos a los contenidos, a los métodos de aprendizaje, a los materiales, a la relación social. Preguntarle regularmente a su hijo ¿cómo te llevas con tus compañeros?, ¿te respetan?, ¿les respetas?… y con los maestros, directores y señora de la tienda… ¿cómo te llevas con ellos?, ¿te gustan los materiales, las instalaciones, la forma de enseñanza?. Por eso la frase de inicio: Al ojo del amo, engorda el ganado.
El desarrollo integral de los niños necesita una vigilancia constante, necesita de presencia de ambos padres. ¡Claro! Si falta uno de los padres, se sale adelante, con dificultad, pero si sale. No se trata de que el padre se vaya a trabajar y solo mande dinero, así se convertiría solo en “papá dinero”. Es mejor tener una familia integrada, aunque haya un poco de escasez.
Cuántos niños sienten tristeza profunda al participar activamente en un acto en el escenario, y darse cuenta que papá no llegó. Incluso otros niños se burlan cruelmente de ellos, diciendo: “No tienes papá”. No solo al ojo del amo engorda el ganado, también al tacto, al olfato, al gusto, al oído. No es lo mismo una llamada afectuosa, de forma virtual a una presencial. Cada niño y niña tiene sus sueños, un futuro prometedor, pero se puede perder. Por eso hay que estar vigilantes, por si hay que enderezar el camino. Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Un niño inspira dos respetos, uno por lo que es y otro por lo que puede llegar a ser”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo