El mutismo hostil es una táctica DE MANIPULACIÓN es muy, muy peligrosa porque muchas personas no lo consideran una agresión, sino una conducta normal, sin embargo es un castigo que se da a la otra persona, evitando el responder y el hablar cuando la otra persona esta presente. Precisamente es peligrosa porque el agredido o agredida no se da cuenta de que está siendo manipulado, pues el mutismo del conviviente es un acto de violencia, que hace sentir al conviviente culpable, lo invalida, es como si le estuviera diciendo sin decir nada que no lo ve, que no le importa.
El mutismo hostil no es el simple acto de no hablar a la pareja, sino realmente es un conjunto de actitudes que llevan como finalidad el herir a la otra persona con indiferencia, esta situación puede al inicio durar un día, pero posteriormente se va ampliando el tiempo y se empieza ya a tener varios días en el que el mutismo está en la dinámica de relación de la pareja, en casos extremos lleva meses y años en los que la pareja deja absolutamente de conectarse, situación que daña y corroe la relación.
Para algunos, la tensión, la discrepancia abierta, la ira incluso, son actitudes naturales en las que se desenvuelven con toda soltura y que manejan sin problema. No les cuesta esfuerzo alguno expresar el enfado o la contrariedad, que en muchos casos les sirven de medio para vencer a sus contrincantes más débiles, para imponerse sobre ellos o someterlos a su voluntad, esta es una violencia mas fácil de evidenciar cuando la ira se desencadena sobre otra persona,
La comunicación en la pareja no es algo simple. Algunas veces se asume que el fuerte se impone sobre el débil, sin embargo en esa sumisión puede venir el mutismo hostil como un castigo hacia la otra persona, consciente o inconscientemente, empleamos formas de de ataque directo, a veces mucho más eficaces que las peleas enérgicas. enérgicas. Es lo que se ha dado en llamar la ‘agresión pasiva’.
La agresión pasiva que lleva el mutismo hostil se trata de manipular a fin de hacer que el otro se sienta incómodo, es preciso que la agresión adquiera formas sutiles y encubiertas, se actúa con frialdad calculada, el agresor pasivo castiga con silencio. Los agresores pasivos que callan, y esta estrategia muchas veces logra su cometido y es hacer que el otro cambie alguna actitud o haga algo en beneficio del agresor.
Todos podemos llegar a ser agresores pasivos, sin embargo, las personas tendentes a esta actitud adoptan comportamientos fácilmente reconocibles. Echan la culpa al otro, dicen mentiras, se encierran en el silencio para que vean que están en desacuerdo o como parte del papel de víctimas heridas. Estas actitudes van dirigidas a producir en el otro principalmente dos sentimientos: el de culpabilidad y el de menosprecio.
La pregunta es hasta qué punto las convenciones sociales favorecen estas actitudes, en la medida que prestigian y recompensan las ‘buenas maneras’ -pocas veces artimañas para encubrir el engaño y la hipocresía- y castigan la sinceridad, manifestación abierta de ideas y la expresión clara de las emociones. Al fin y al cabo, nos comportamos según nos han enseñado.
Experta en sexualidad, derechos sexuales y reproductivos. Médica General, con especialidad en Ginecología y Obstetricia. Tiene una Maestría en Sexualidad Humana.