Algunos padres se involucran tan fuertemente en el orden y la limpieza que olvidan la armonía del hogar.
El padre llega a la casa cansado, después de una jornada larga de trabajo y sus tres hijos salen a recibirlo con gran alegría, uno se le cuelga al cuello, el otro se para sobre sus dos zapatos y el tercero, el más pequeño, es cargado en brazos. Todos juegan a las luchitas y a hacerle cosquillas a la madre. El padre, un hombre muy sabio, observa que hay reclamos de la madre, por desobediencia de los tres varoncitos, sin embargo, se hace el desentendido por 30 minutos. Pasado este lapso, viene la calma y ahora la madre aprovecha para dar las quejas, el padre cariñoso pero enérgico aplica el reglamento de la casa y al finalizar el día los sermonea ya acostaditos en su camita.
La técnica de media hora de armonía, consiste en cero reclamos a la hora de llegada. Y esto está basado en que los niños esperan con ansias a su padre, añoran el encuentro, pues les trae alegría, amor y formación. Los niños entre más pequeños, olvidan sus rebeldías, pues viven el presente. El momento de saludo es muy emocionante. Estar con el padre, es lo que más les gusta, lo que más necesitan. Es como el agua y el sol para las plantas.
Algunas madres cometen el error de amenazar a los hijos de la siguiente manera: “Cuando venga tu papa le voy a dar la queja y te corregirá”. Y al momento de aparecer, se dejan ir con una sarta de reclamos, que la armonía convierte en desencanto. De esta manera: ¿qué deformación tendrán? ¿qué tanto rechazo sentirán? ¿qué tan nutritivo se vuelve el clima en la casa?
Hay madres impacientes que no se controlan, no se aguantan. Se desesperan tanto que se dejan ir a la primera impulsivamente. Así comenten errores sin darse cuenta. Lastiman a los más indefensos, y a los que más quiere, a los pequeños.
Si usted es un padre o una madre trabajadora, al entrar a la casa, siga trabajando, deje atrás esa idea de que llega a descansar. Tómese media hora para propiciar armonía con todos los que estén en casa. Sea usted una fiesta al llegar. Que todos digan, “Ya llegó la alegría de la familia”. Pasado ese tiempo ya puede ponerse sus pantuflas, leer el periódico o recostarse. La corrección es importante, pero la armonía es aún más trascendente.
Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Sabio es aquel, que piensa antes de actuar”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo