La naturaleza se está expresando de diferentes maneras, más con estos cambios climáticos, pero mundialmente le va a parecer algo extraño para algunos y los tiempos han cambiado mucho. Ahora los hombres quienes eran los que buscaban relaciones sexuales desenfrenadas ahora están buscando cariño, amor y estabilidad. Sin embargo, ahora es muy distinto con las mujeres, ellas buscan sexo y si se puede, sin mucho compromiso. Según el último estudio del prestigioso Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana, Estados Unidos, para las mujeres el amor pasa a un segundo plano, podríamos decir casi a tercer plano (y… De tanto que esperaban las mujeres a su príncipe azul terminaron cansadas y decepcionadas de los sapos que no se convirtieron en príncipes) y los tiempos son otros, pues, lo que más importa para ellas es ahora el sexo y nada de compromisos, ¡cómo no! Estarán exclamando, pero según la literatura popular describía el fenómeno exactamente al revés. Todos creíamos que mientras el viagra resucitaba a los maduros, las mujeres se entregaban al sosiego del ikebana y el macramé.
Pero los científicos del famoso Instituto Kinse, aseguran que esa visión estereotipada del hombre y la mujer es falsa. Después de analizar a más de un millar de parejas de Brasil, Estados Unidos, Alemania, Japón y España, de entre 40 y 70 años de edad y más de 25 años de relación, concluyeron que los abrazos y besos hacen a los hombres más felices de lo que se pensaba, en tanto que para las mujeres esas demostraciones no significan nada.
Según el estudio: “La satisfacción de los hombres con su pareja depende de la salud, la intimidad física y las relaciones sexuales, mientras que en el caso de las mujeres, solo las relaciones sexuales permiten evaluar si la pareja es satisfactoria o no”. Otra publicación detalla una síntesis del informe publicado en la revista Archives of Sexual Behaviour. Para los investigadores, la lectura es clara: una mujer que en la cama es infeliz considera, aunque no se separe por ello, que la pareja fracasó.
Entre otros hallazgos figura que los varones que besan y abrazan seguido a sus parejas son tres veces más felices que el resto, y también encontraron que para las mujeres el sexo mejora con el tiempo, especialmente a partir de 15 años de relación. “Respecto a los factores que predicen cuan satisfechos se sienten los miembros de una pareja heterosexual, el estudio informa que para las mujeres, lo principal es la duración de la relación y su propia actividad sexual” dicen. Por eso, porque se preocupan por su “propia actividad”, me pregunto si las encuestadas habrán revelado cómo se abastecen de buen sexo mientras no lo encuentran en su casa…
Otro dato más que no agrega nada, pero que sí completa: los hombres japoneses están más contentos con su vida sexual que los estadounidenses y estos, a su vez, dijeron estar mejor que los brasileños y españoles. Las japonesas y brasileñas declararon estar felices con su vida sexual, no así las estadounidenses… y por casa, ¿cómo andaremos?
Los hombres son los primeros en decir te quiero
¿Cuántas veces te han dicho “te quiero” y no sonó sincero? Pronunciar semejantes palabras no es sencillo para algunas personas. Suena solemne y a veces nos sentimos un poquito cursis repitiendo la frase del póster que, sin embargo, a otros les sale con una facilidad extraordinaria, tienen gran capacidad para la oratoria o mienten. Para no deshojar un florero entero de margaritas, mejor hay que saber interpretar la letra chica de los sentimientos “líquidos” que nos depara esta sociedad contemporánea, como la describe el filósofo Zygmunt Bauman.
Unos psicoterapeutas norteamericanos comprobaron mediante una encuesta que los hombres son los primeros en expresar sus sentimientos diciendo “te quiero”, al contrario de las mujeres, que se toman su tiempo para confesarlos.
Hace unos años el Chicago Sun-Times publicó un artículo que reproduce los resultados de ese estudio, realizado y publicado también por la revista Journal of Personality and Social Psychology, y basado en un sondeo donde, en las dos terceras partes de las parejas heterosexuales consultadas, encontraron que fue el “miembro masculino” (sic) el primero en decir “te quiero”… antes de intimar, pues parece que la mayoría solo pronuncia la frase cuando aún no han tenido relaciones sexuales.
Como bien dice un buen amigo, “nosotros hacemos cualquier cosa por sexo”. Y sí, no hay fin más noble. En cualquier caso, no tienen la culpa, pues según la ciencia actúan impulsados por la biología. Los hombres sostienen los autores del estudio, están “programados” para desparramar semillas a lo largo y ancho del planeta, mientras que las mujeres lo están para seleccionar una pareja adecuada, por esa razón ellos recurren al latiguillo convencido de que tendrán más chance de conseguir sexo, apuntan. En ese caso, usan el “te quiero” como una forma de «cerrar el trato», estrategia que, a mi humilde opinión, está un poco pasada de moda.
Es una ingenuidad creer que una mujer va a entregar su corazón conmovida por una promesa de largo plazo. Entendemos de una vez que en este siglo y año 2024 los hombres y mujeres pedimos, de formas distintas, lo mismo: sexo, y si viene con cariño, ¡bingo!
Esa manipulación del lenguaje sentimental a la larga trae problemas de comunicación entre los sexos.
A menudo, los hombres necesitan relaciones sexuales para sentir intimidad con su pareja, mientras que las mujeres requieren justo lo contrario. Cuando el sexo no existe, él deja de mostrar afecto, lo que hace que a su vez ella quiera tener aún menos relaciones sexuales. Es un círculo vicioso y un buen ejemplo de por qué es tan importante para las parejas comunicar sus «necesidades» dice muy clarito, el ensayo.
Yo creo que en este contexto de palo y a la bolsa en el que vivimos, el “te quiero” dicho a una semana de conocerse, suena casi como una fórmula de cortesía, que se agradece, claro. Pero no deberíamos usar el “te quiero” en vano. El día que lo necesitemos de verdad puede que a nosotros mismos nos suene vacío de sentido.
PD. Los 500 años de historia de Quetzaltenango se acaban de cumplir este 15 de mayo y seguiremos celebrando, pero ¿a qué costo?