El panorama político guatemalteco, a 37 días de las elecciones generales del 25 de junio del presente año, cada día se torna más complejo. Amparos van y vienen. Parece que la maquinaria política del gobierno de turno se ha propuesto sacar del cartón electoral a todos aquellos que digan una palabra en contra de sus intereses. Algunos quieren continuar con la misma dinámica de estos últimos ocho años; una dinámica con matices autocomplacientes con sus clientes.
Como ciudadano común y corriente, percibo ciertas maniobras intencionales desde puntos estratégicos del gobierno actual, que tienen como meta dejar en el cartón electoral a los candidatos que alaban la actual administración. Sin embargo, no pierdo la esperanza de que al final reine la honestidad y el bien común en quienes tienen en sus manos la toma de decisiones electorales.
Para ya no cometer los mismos errores que los electores hemos cometido durante las últimas décadas, es importante que los que elegimos estemos bien, es decir, que pensemos y reflexiones detenidamente a quién le vamos a dar nuestro voto. A las actuales autoridades guatemaltecas, nosotros los pusimos ahí donde están; pero nos ha salido el tiro por la culata. El poder está en los electores. Pero para que no nos vuelva a pasar lo mismo, tenemos que hacer un buen proceso de discernimiento, antes de emitir el voto.
Hay que detenerse un momento ante promesas como los cinco mil quetzales para todas las mujeres guatemaltecas, o que el catorce a las catorce muchos tendrán una bolsa solidaria. Estas promesas políticas son simplemente “promesas”. Nos están endulzando la boca con un montón de cosas, que ellos mismos saben que no cumplirán.
En Guatemala hay gente pobre que no tiene nada para comer, pero también es cierto que hay gente con una mentalidad de pobreza. Y ahora los políticos están prometiendo un montón de cosas para combatir la pobreza. Pero para que un país salga de la pobreza como en la que está Guatemala, la mejor herramienta es la “educación”. La solución para el desarrollo del país no es una bolsa solidaria, no son cinco mil quetzales ni mucho menos una Tablet. De lo que se requiere es de una cabeza pensante y crítica.
Para sacar del subdesarrollo a este país, lo que necesitan hacer los políticos es ya no robarse el dinero del pueblo. Lo que queremos de los políticos es que sean más íntegros y que trabajen por el bien de todos y no sólo por el bien de sus financistas de campaña o por ciertos compromisos adquiridos con ciertos sectores oscuros de esta nación.
El día que en Guatemala las autoridades electas trabajen con valores, ese día comenzará a cambiar Guatemala. Pero para tener autoridades íntegras, hay que invertir en educación desde el seno de las familias. Los padres de familia deben asumir su rol de formadores y educadores de sus hijos, enseñándoles a ser honrados en privado y en público. Si las actuales autoridades hubieran nacido en un hogar con valores y con temor de Dios, no trabajaran como lo están haciendo. Los ciudadanos comunes tenemos que rezar mucho por este país. Es triste ver la ambición, la codicia y la maldad de algunas autoridades de gobierno. Sin lugar a dudas el diablo está metido en varias instituciones del Estado. Y lo que urge es que sea Dios quien les inspire sus decisiones. De ahí que los cristianos tenemos que suplicarle al Dios de Jesucristo que nos ilumine para que elijamos a las mejores personas que tendrán a su cargo las riendas de Guatemala.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.