Algunos pueden pensar que es necesario y habrá quienes consideren este tema reiterado, pero es más que evidente la crisis de liderazgo en que nos encontramos inmersos. Aun pecando de reiterativa por el argumento, la constante crisis social y la forma en la que se está gestionando desde aquellos que ostentan el poder y que han de liderar la evolución de nuestra sociedad, ha puesto al descubierto el enorme descrédito y desconfianza que tenemos en nuestros líderes.
El liderazgo auténtico es un concepto introducido por el experto en administración Bill George, en su libro de 2003 Authentic Leadership, y desarrollado en el último libro True North, George describe el liderazgo auténtico como un estilo de liderazgo que es coherente con la personalidad de líderes y valores fundamentales, que es honesto, ético y práctico.
Un auténtico líder está más interesado en la instrucción de las personas, que en dinero o poder personal, y es guiado, por la compasión y el corazón en todo lo que hace. Mientras que muchos líderes auténticos pueden tener habilidades naturales, George hace hincapié en que cualquier persona puede convertirse en un auténtico líder a través del trabajo duro y desarrollando sus cualidades de liderazgo.
Los auténticos líderes están dedicados al crecimiento personal continuo y comprometidos a construir relaciones duraderas, así como organizaciones fuertes y se inspiran en sus propias vidas. Un auténtico líder no tiene miedo de admitir sus errores y trabaja para superar sus limitaciones. Al enfrentar sus debilidades y negarse a pactar con ellas, los auténticos líderes pueden encontrar la manera de superar sus impotencias y esto les hace más fuertes.
Un auténtico líder desarrolla su propio estilo de liderazgo, no demasiado rígido, que pueda adaptarse a las nuevas circunstancias y situaciones. También debe ser capaz de delegar cuando sea necesario y no tener miedo a cambiar la forma en que hace las cosas.
George propone que, para comenzar a desarrollar su estilo de liderazgo auténtico, debe comenzar por evaluarse a sí mismo contra las cinco cualidades de un líder auténtico, que sugiere son: la comprensión de su propósito, la práctica de sus valores, lo que lleva con el corazón, el establecimiento de relaciones conectadas y demostrar la autodisciplina.
En definitiva, los líderes auténticos se conocen bien a sí mismos, favorecen la transparencia en las relaciones, muestran un eficaz procesamiento de la información para la toma de decisiones y mantienen una línea de comportamiento coherente, con un conjunto de valores y principios personales.
A muchos profesionales y académicos este planteamiento del liderazgo nos ha parecido de gran valor, por lo que de visión humanista tiene. Pero también nos hemos realizado la pregunta fundamental … ¿funciona? Pues sí, el liderazgo auténtico funciona.
Los estudios realizados hasta la fecha han demostrado que los líderes auténticos son capaces de aumentar la motivación de sus colaboradores, su compromiso y satisfacción. Cuando se ha estudiado el liderazgo auténtico se ha evidenciado la capacidad de influir en las actitudes y el bienestar de quienes forman parte de su entorno, y a través de ello mejorar el rendimiento.
Así pues, los súbditos que perciben a sus líderes como líderes auténticos tienen niveles más altos de compromiso organizacional, satisfacción y felicidad en las labores que realizan. En este punto, la gestión por valores también ayuda en esa mejora del compromiso de los empleados con la misión de sus líderes y por extensión de las organizaciones.
Solo a través de un liderazgo auténtico, responsable, antropocentrista, ejemplificador y con valores, se pueden alinear las mentes, positivar actitudes, aglutinar fortalezas, concentrar esfuerzos y poner las capacidades de todos al servicio de unos objetivos, para obtener resultados organizacionales extraordinarios.
Mercadóloga especialista en Gestión de Proyectos. Capacitadora, motivadora, estratega y analista empresarial.