En un mundo cada vez más egoísta, y en una era en que los seres humanos somos cada vez más ensimismados, es importante retomar que no estamos en esta vida solo para buscar satisfacer nuestras propias necesidades, por alguna razón fuimos creados junto con otras personas que también requieren de nuestra atención e incluso, nuestra ayuda.
Es importante que aprendamos a servir a los demás, porque cada uno de nosotros tiene una misión especial en este mundo; poseemos ciertos talentos fascinantes que el mundo necesita que explotemos de buena manera para ponerlos al servicio de los demás, lo que al mismo tiempo nos será útil para servirnos a nosotros mismos.
El mundo está diseñado a la perfección, porque cada persona tiene la opción de trabajar para alcanzar la autorrealización y encontrar un espacio satisfactorio para todos. Cuando alguien encuentra su pasión y pone todo su interés en profundizar en esa labor, llegará un momento en que ese deseo traspase los límites conscientes, y son otras fuerzas las que dirigen el camino, así se dan resultados fuera de lo común y el mundo obtiene grandes ganancias con ello.
Alcanzar el éxito siempre será producto de servir a los demás, por eso debemos esforzarnos con todo nuestro ser para cumplir nuestros sueños. En el libro Consejos estupendos para alcanzar el éxito se enfatiza en la importancia de crear una atadura mental positiva en relación con las metas que nos hemos propuesto, esto se logra creando la mayor cantidad de argumentos favorables a nuestros emprendimientos, entre muchos la idea que éxito es sinónimo de responsabilidad y servicio a los demás.
Una buena estrategia para aumentar nuestra conciencia en el servicio a los demás, está en saber que el poder de Dios está en nuestras manos, se nos ha otorgado libertad para realizar un trabajo. El conformismo, pereza y apatía son síntomas de que aún no hemos entendido la importancia de esta labor; entre mayor empeño pongamos a nuestros ideales, nos sentiremos mucho mejor.
Cuando nos sentimos útiles experimentamos mucha satisfacción, y esto solo es posible con el servicio a los demás. Podemos dedicarnos a una labor con mucho contacto con la gente, como el caso de un maestro, pero también podríamos estar alejados, como el caso de un investigador; en ambos casos se realiza una tarea que siempre beneficiará a la humanidad.
La calidad del servicio a los demás siempre retornará a nosotros, algunos lo llaman karma y otros, ley de la atracción; pero la verdad es que nuestro mundo es un solo campo de energía, y lo que entregamos siempre retornará a nosotros de una manera u otra. Si brindamos un mal servicio, el mensaje que transmitimos es que no nos importa la gente y esto, inevitablemente, traerá repercusiones en nuestra vida, porque no estaremos a la altura de los grandes éxitos.
Recientemente me tocó despedir a una persona muy importante en mi vida, una líder ejemplar que dedicó su vida para servir a los demás, dejó su tierra y a su familia para establecerse en Quetzaltenango, ciudad que amó hasta el último día, por el simple hecho de haberse aferrado a su vocación de servicio.
Cuando tenemos el privilegio de compartir con personas como ella, el servicio a los demás es un principio que debemos abrazar; si lo tenemos claro en el pensamiento, llegaremos muy alto, recibiremos respeto y admiración, porque nos entregaremos con pasión a cada proyecto.
Existen diversas clases de servicio, pues en su evolución el ser adquiere características cada vez más amplias y universales; hay un servicio en el que se busca el propio bienestar, la propia evolución y el propio equilibrio; existe también un servicio en el que se busca el bienestar de los otros, que permite a la conciencia percibir el mundo de las almas, y colaborar en él. Finalmente, se encuentra el servicio sin ningún objetivo explicable, la acción gratuita y sin interés por lograr resultados; este permite que la conciencia perciba el mundo divino y colabore en su expansión.
Mercadóloga especialista en Gestión de Proyectos. Capacitadora, motivadora, estratega y analista empresarial.