La vida es un regalo de Dios; y con esta vida, todos los días se tiene la oportunidad de hacer el bien o hacer el mal; de ascender a alguien o de hundirlo más. El líder de líderes: Jesús cuenta la historia de un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas, y banqueteaba espléndidamente; y de un mendigo llamado Lázaro, que se sentaba a la entrada de la casa del rico, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del recio. Jesús agrega, que a este mendigo los perros le lamían las llagas. Resulta que ambos mueren: uno se va al cielo y el otro al infierno. Estando el rico en ese contexto le pide a Abraham que tenga piedad de él y que mande a Lázaro a mojar en agua la punta de su dedo, y que le refresque la lengua (Lc 16, 19-31).
Usted puede estar representado y representada en el hombre rico o en el hombre pobre, y le puede suceder lo mismo. Ahora bien, ¿por qué el rico se va al lugar de castigo, es decir, al infierno? Simple y sencillamente, porque la vida misma le dio la oportunidad de transformar, de cambiarle la historia a una persona pobre y mendiga, pero fue incapaz de ver la pobreza del mendigo en la puerta de su casa. El apego a las cosas materiales le cegaron tanto, que creyó que con dinero y cosas materiales “tenía todo”. Nunca pensó que “ser mal administrador de sus cosas materiales” le conduciría a un estado de tormentos.
De ese contexto descrito anteriormente, nadie está libre. En cualquier instante usted puede caer en las garras del mal. En algunas ocasiones se ha apegado tanto a lo material, que ha descuidado lo más importante: ser hombres y mujeres de Dios, llevar una vida de rectitud, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre. La vida eterna se conquista con estas virtudes y estos valores (1 Tim 6, 11-16).
Reflexione entonces sobre su vida. A veces desperdicia el tiempo en cosas que no son importantes, y jamás se preocupa por las desgracias de los demás (Am 6, 1. 4-7). Usted conoce a hombres y mujeres que están viviendo “grandes desgracias” porque no tienen un trabajo digno y estable, porque son víctimas de violencia física, psicológica, económica y sexual por parte de sus parejas, porque están sufriendo las consecuencias de un cáncer terminal, porque han perdido a sus seres más queridos y cercanos, porque nadie les escucha, entre otras. El peor error es que “conoce estas desgracias” y no nueve un dedo. Se es como el azadón: solo para dentro; y nada para fuera.
La vida cada día le brinda la oportunidad de abrir los ojos al que no intuye que la montaña se le viene encima; la vida le da la oportunidad también de aliviar al que sufre, al agobiado por las penas. El sentido de la vida es transformar vidas y ayudar a los demás en las desgracias humanas.
No se aproveche del puesto que tiene para humillar y aplastar con su poder a sus súbditos. Recuerde que el mejor liderazgo es aquel que tiene su fuente en la ética y no en los puestos. Esfuércese por un liderazgo ético y moral. No sé si lo ha experimentado, pero qué bien se siente cuando se ayuda a alguien a ser una mejor persona, un mejor ciudadano. Nunca es tarde para comenzar a ser luz en la oscuridad de muchas personas. La práctica de valores trae consigo muchas bendiciones. Nadie es perfecto, puesto que nos equivocamos, pero somos seres perfectibles.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.