Es imperativo desarrollar una cultura de prevención y de respeto a la labor de los bomberos voluntarios y demás cuerpos de rescate».
En una semana convulsionada en el país, que genera incertidumbre y que acrecienta el desconcierto por los distintos casos en que se presume corrupción, es justo hacer un reconocimiento a una de las instituciones más nobles que existen, el Benemérito Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Guatemala con sede en la Quinta Compañía de Quetzaltenango, hombres y mujeres cuyo servicio hace creer en el país y en la humanidad.
Esta entidad debe ser un ejemplo de cumplimiento del deber, que es un principio fundamental en el ejercicio de cualquier labor, sobre todo si existe una remuneración; sin embargo, lo es más cuando se hace de manera voluntaria, donde es comprobable la responsabilidad y el respeto al compromiso.
Sin hacer una referencia exacta a la historia universal, la función de los bomberos tuvo su apogeo en la antigua Roma, por la gran cantidad de incendios surgidos en el Imperio, y con Florián de Lorch como uno de los personajes de ese tiempo (patrono de los rescatistas); pero tanto la técnica como su labor han cambiado de acuerdo con las necesidades de la época. En Guatemala, el entonces embajador de Chile, Rodrigo González Allendes, jugó el papel principal para la creación del Benemérito Cuerpo, en 1951. En Quetzaltenango, la fecha es el 25 de enero de 1961, donde quetzaltecos y guatemaltecos visionaron fundaron la Compañía, con solo nueve integrantes, hoy son 80.
La rememoración es válida para reconocer que al esfuerzo propio y actual siempre le antecede la lucha y trabajo de alguien más. Por ello, quienes iniciaron hace 57 años este proyecto, ven hoy cómo se ha desarrollado este cuerpo de voluntarios, que, aun enfrentando múltiples vicisitudes, hace un año se cerraba la estación del Campo Escuela (que luego fue reabierta con diversas colaboraciones), llevan a cabo su propósito de salvar vidas, como también lo hacen otras instituciones y profesiones.
Los incidentes se pueden prevenir, pero no se pueden evitar en su totalidad, porque lamentablemente han estado presentes en la historia de la humanidad, y en particular en la ciudad de Quetzaltenango, es por eso que el servicio de los socorristas es fundamental en la preservación de la integridad de la población y de sus bienes.
El reconocimiento es extensivo a las demás compañías del departamento y del país, y a quienes contribuyen con la noble labor de los bomberos voluntarios.