Todos hablamos de la realidad del mundo y de Guatemala. Pero ¿Qué es “realidad”? “Realidad es una existencia real y efectiva de algo. Verdad, lo que ocurre verdaderamente”, (RAE, 2022). Realidad es todo lo que captamos con nuestros sentidos externos (oído, vista, gusto, tacto y olfato) y nuestros sentidos internos (memoria, imaginación, sentido común e instinto). Por eso decía Aristóteles: “no hay nada en el intelecto humano que primero no haya pasado por los sentidos”.
Por lo tanto, es importante hacerse constantemente estas preguntas ¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento? No tanto, qué pienso, sino cómo estoy a nivel de emociones y sentimientos. Dentro de cada uno de nosotros hay una infinidad de voces, algunas nos inspiran a seguir adelante; otras, posiblemente nos incitan a la reflexión, y algunas otras nos conducen a la desesperanza.
Por ejemplo, cuando observo la realidad ucraniana luego de más de seis meses de guerra, cuando veo en los medios de comunicación cómo el gobierno nicaragüense está practicando aquella famosa frase de Carlos Marx: “la religión es el opio del pueblo”, puesto que para este tipo de líderes es mejor vivir sin Dios que con Dios, me pregunto ¿Qué es y quién es el ser humano?
Cuando veo a mi país Guatemala con tantos señalamientos de corrupción, y que los impuestos que pagamos no nos regresan en salud, infraestructura y educación, me preocupo por el futuro de esta nación que podría estar mejor si los gobernantes se ajustaran a las normas que la ética nos dicta. El hombre y la mujer de nuestros tiempos tiene que poner los pies en la tierra, tiene que reflexionar sobre la base en la que está parado, para luego tomar el impulso y dar los pasos que tenga que dar.
Esa realidad que he descrito es la que a veces nos desconcierta como cristianos y ciudadanos, puesto que no tenemos el poder para disciplinar más y mejor a la sociedad en la que vivimos. La terquedad política y la ambición por el dinero está llevando a la debacle a este país. Vivimos más preocupados por el tener que el ser.
En la sociedad guatemalteca hay gente ponzoñosa. Esta gente nociva y tóxica está en todos los ámbitos la vida nacional; incluso hasta dentro de las iglesias. Hay políticos ponzoñosos y arrogantes. Pero no sólo los políticos. La gente ponzoñosa y tóxica está también en la vida religiosa y consagrada, y en líderes laicos de la iglesia católica y de otras iglesias. Así como hay hombres y mujeres consagrados y laicos extraordinarios, así también hay otros que sólo para fastidiar sirven.
Entonces ¿Cómo me siento ante esta realidad? Considero que ante esta realidad un tanto oscura, hay que asumir una actitud proactiva y propositiva. Tenemos que ser prudentes y valientes para salir de esa caverna/cueva en la que posiblemente nos hemos acostumbrado a vivir por muchos años. Tenemos que tomar conciencia de esa realidad cuesta arriba, llenarnos de fortaleza y coraje para comenzar a gestar un cambio integral de esa realidad, que, a la vista, parece imposible.
Somos conscientes de que el cáncer de la corrupción, de la violencia y delincuencia ya ha hecho metástasis en todos los estratos de la sociedad. Nuestro reto es hacer algo para que estos cánceres no sigan regándose en aquellos espacios de la sociedad en los que aún no han podido entrar. Pero para lograr eso, usted y yo tenemos que sentirnos comprometidos con el país. Una forma de comprometernos con Guatemala es mejor nuestra autoestima, superar el pasado y aprovechar el aquí y ahora para transformar a todo un país. Ese cambio micro se convierte a largo plazo en un cambio macro. Recuerde que si usted cambia, cambia el mundo.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.