Aprendizaje cooperativo
Lo que se aprende socialmente, se aplica socialmente.
La mayoría de centros educativos siguen sin caer en cuenta de que la humanidad es eminentemente cooperativa. Sin embargo en las aulas se ha vivido tradicionalmente el individualismo. Tanto las clases, como las tareas, como las evaluaciones se han individuales.
Incluso los punteos se vuelven competencia, llegando a caer en rivalidad. Hay estudiantes que llegan a experimentar odio por sus compañeros que les aventajan en puntos, a los que se les premia con portar la bandera. Este resentimiento se puede convertir en agresión, donde la historia nos cuenta repetidas veces que se ha llegado a la muerte.
Con el aprendizaje cooperativo se logra en los estudiantes mejores estrategias de aprendizaje, alegría y mejor interacción social antes las diferencias individuales. Aparte de motivación, y sensación de logro colectivo, la creatividad.
La manera es muy simple, con una clase puzle, en donde se le da a cada integrante una tarea que debe dominar y luego ponerla a disposición de los demás miembros del grupo. Esto genera sentido de responsabilidad. Se aprende mejor cuando se sabe que el contenido luego se va a enseñar. “Para que los demás aprendan, debo aprender bien yo, primero”.
Los estudiantes aprenden que, ser diferente no significa ser superior ni inferior. Que cada quien con sus diferentes capacidades, gustos, ideas… puede aportar para el crecimiento integral del grupo. Se genera compañerismo y valoración del equipo.
En una clase de aprendizaje cooperativo, el maestro no es el único que posee el conocimiento, sino de que todos tienen algo que aportar. Este darse cuenta de las propias capacidades, aumenta la seguridad personal de cada estudiante. A la escuela no solo se va a aprender, sino también a socializar y a ser feliz. Te dejo la siguiente frase para que reflexiones: “Uno para todos y todos para uno”.
