“En las redes sociales empezó a circular el hashtag #PactodeCorruptos, en referencia al voto en el Congreso, e iniciaron igualmente las protestas callejeras exigiendo la renuncia de Morales y de los 105 diputados que habían aprobado la moción.
El llamado ‘pacto de corruptos’ también fue denunciado por algunos de los países donantes de la CICIG –entre ellos Estados Unidos– como un retroceso en la lucha contra la impunidad. Como muestra de rechazo, Transparencia Internacional, una organización no gubernamental con sede en Berlín y que promueve la transparencia y la lucha contrala corrupción, anunció que pediría la suspensión del Congreso de Guatemala de los foros parlamentarios regionales y globales, entre ellos, el Parlamento Latinoamericano y la Unión Interparlamentaria.
Ante las expresiones de rechazo generalizado, el Congreso dio marcha atrás. El viernes 15, 130 diputados acudieron al Congreso y frenaron las reformas al Código Penal que habían aprobado dos días antes. Para hacerlo, tuvieron que crear dos nuevas normas que le permitieran al Congreso suspender una ley que haya sido aprobada en el pleno, ya que anteriormente el Congreso podía modificar una ley ya votada, entre dos y cinco días después de su aprobación, pero no podía frenarla en su totalidad.
Varios diputados se felicitaron, diciendo que sus acciones mostraban que habían sabido ‘escuchar al pueblo’ y ‘corregir sus errores’. Pero dejar sin efecto el ‘pacto de corruptos’ no fue suficiente para aplacar la ira de la sociedad civil, la cual exigía la renuncia inmediata de los diputados que habían votado a su favor.
En las inmediaciones del Congreso, la tradicional celebración del Día de la Independencia (15 de septiembre), que incluye una carrera de antorchas, se había transformado en una protesta en contra de los legisladores.
Luego de que varios diputados zarandeados por la multitud y de que les tiraran huevos, los legisladores, incluso los que iban acompañados de guardaespaldas armados, no se atrevieron a salir del edificio y permanecieron allí hasta la noche, cuando el ministro de Gobernación, Francisco Rivas, envió policías antimotines al lugar para dispersar a la multitud. El diputado Fernando Linares Beltranena, entre otros, calificó esas acciones como ‘un secuestro’.
‘Lo que sucedió muestra que los actores corruptos tienen un poder y una influencia enorme en la sociedad, y seguirán viendo hasta dónde pueden llegar. Es increíble que el Congreso creyera que podría actuar con semejante impunidad y salirse con suya’, afirma el director asociado para América Latina del Wilson Center, Eric Olson.
El martes 19, un día antes del paro nacional, Morales arremetió nuevamente contra la CICIG. Durante su intervención en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, pidió se revisara el convenio entre Guatemala y la ONU para la creación de esa comisión, con el fin de “evitar la persecución selectiva, la politización de la justicia y la judicialización de la política”.
Gobierno acorralado
La capitulación de los diputados que aprobaron el “pacto de corruptos” no ha bastado para aplacar el descontento de la sociedad, y durante el Paro Nacional 20S, la mayoría de las pancartas de los manifestantes exigía su renuncia y hacía alusión a su intento fallido de modificar el Código Penal para cubrirse las espaldas y garantizar su inmunidad. ‘Me niego a castrar a mi perro. Si quisiera un animal sin huevos, adopto un diputado’ se leía en la pancarta de una joven manifestante frente al Palacio Nacional. ‘Pueblo, no los perdones porque sí saben lo que hacen. Exigimos la renuncia de los diputados traidores’, se leía en la pancarta de dos jóvenes disfrazados de ratas, frente a la entrada principal del Congreso”. CONTINUARÁ.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com