El ruido del mundo, nuestra propia armonía que le damos a la vida y escuchar música de la buena nos puede rescatar de la crisis que nos encontramos.
“Corre dijo la tortuga, atrévete dijo el cobarde, estoy de vuelta dijo un tipo que nunca fue a ninguna parte. Sálvame dijo el verdugo, sé que has sido tú dijo el culpable. No me grites dijo el sordo, hoy es jueves dijo el martes y tú no te perfumes con palabras para consolarme déjame sólo conmigo, con el íntimo enemigo que malvive de pensión en mi corazón,el receloso, el fugitivo, el más oscuro de los dos, el pariente pobre de la duda. El que nunca se desnuda si no me desnudo yo, el caprichoso, el orgulloso, el otro el cómplice traidor”, así empieza la genial canción de 1990 de Joaquín Sabina. En esta melodía menciona a esa parte de nosotros que muchas veces nos contradice, y nos hace dudar de nosotros mismos. Muy parecido a nuestra situación de querer arreglar casi todo y sin hacer absolutamente nada.
Nos cegamos y no nos tomamos el tiempo de vernos en el espejo y darnos cuenta de tanta mediocridad , tanto que en la política chapina el burócrata “no es un ser corrupto”, “el sabio le dijo al baboso no leas”,” el perfeccionista le dijo al aprendiz a no cometer errores” o “el lobo feroz que no quiso comerse a la caperucita roja”.
En nuestras relaciones, amorosas, laborales y en fin de posibilidades la contradicción puede generar conflictos peligrosos.Imagínate que un amigo te dice: “Puedes contar conmigo para lo que necesites”.En poco tiempo después, lo necesitas, lo llamas y te contesta: “Ay, perdóname pero estoy muy ocupado”.
Además de que esto implica que tu interlocutor tiene un problema con sus compromisos y promesas, su segunda acción contradice a la primera.
Tener una vida feliz depende de nosotros, pero necesitamos tomar conciencia, dejar de engañarnos y transformar nuestra realidad de acuerdo al llamado esencia de nuestro ser. Tenemos que estar conscientes que ya hemos superado dificultades a causas de decisiones acertadas. Pero la música puede acompañarnos, darle un sentido y transformación a nuestra vida. La música está alrededor y a veces no nos damos cuenta, nos eleva los ánimos y hasta nos puede salvar.
Lo cierto de todo esto es que la música no puede salvar al mundo, pero si puede ayudar, mientras exista vida la armonía puede potenciar nuestras habilidades y hasta cambiar nuestra actitud. Somos muchos que desde pequeño escuchan música de diferentes gustos pero la melodía tiene la habilidad de sorprendernos. Existe un fin de virtudes y posibilidades sobre las canciones y como diría Ricardo Arjona ¨”Me enseñaste entre otras cosas a vivir”.