Cuando nos ponemos a pensar en nuestro futuro o quizá cuando nos preguntan cómo nos vemos de acá a unos años, la mayoría de personas se ven o responden que su objetivo en la vida es llegar a tener su propia empresa. Ese es el sueño de todos los que quieren triunfar y lograr cosas importantes en la vida; quienes sienten la necesidad de ser libres, de ser su propio jefe, de no tener horarios, trabajar para su propio beneficio y no tener que reportar a nadie sobre las acciones que hacen o las decisiones que toman.
Comenzar a imaginar cómo será el día que se alcance ese sueño es algo realmente motivador, algo que entusiasma y queremos que suceda pronto, porque de inmediato se nos viene a la mente todo lo bueno y lo bonito que representa ser independientes y finalmente, ser libres para tomar las propias riendas de nuestra vida profesional.
Iniciar un negocio y emprender es muy diferente a gestionar una empresa o trabajar para ella, el emprendedor es quien tiene la intención y crea una empresa; su objetivo es que, a partir de una idea inicial, toma la iniciativa y la decisión de abordar un proyecto empresarial, que le permita introducirse en el mercado, bien sea fabricando un producto, o bien prestando un servicio.
A partir de una idea inicial, el emprendedor debe asumir la decisión de hacer realidad su idea. Para ello debe contar con la información y las herramientas necesarias que le faciliten el proceso, partiendo de un autodiagnóstico de actitudes emprendedoras como instrumento interactivo, que permite dar un análisis, y ofrecer una serie de recomendaciones que le ayudarán a estar preparado para iniciar su proyecto.
Emprender se refiere a convertir una idea en un proyecto que aporte valor a uno mismo y a la sociedad, de manera que se consigan resultados económicos y sociales sostenibles a través del tiempo. El primer paso, como ya dijimos, es someter la idea inicial a una reflexión que nos impulse a definir claramente sobre un papel cuál es el objetivo, a quién va destinada esta idea y con qué recursos la llevaremos a cabo.
Para ello, debemos acudir a herramientas sencillas que nos ayuden a hacer crecer la idea, como técnicas de creatividad, pero aún más, que no lleven a hacerla “aterrizar” en un lienzo que nos permita tener un panorama general, como por ejemplo el Business Model Canvas, que es una plantilla de gestión estratégica para el desarrollo de nuevos modelos de negocio, o documentar los ya existentes.
Este gráfico visual se compone de elementos que describen una propuesta de producto o de valor de la empresa, la infraestructura, los clientes y las finanzas; lo que ayuda a las empresas a alinear sus actividades mediante la ilustración de posibles compensaciones.
Los ejercicios de valorización también nos permiten responder si, ¿estamos resolviendo un problema y habrá alguien interesado en la solución que vamos a proponer? … lo cual es importante, pues nos ayudará a concretar al máximo lo que sabemos hacer y qué nos apasiona realmente, qué queremos conseguir, y de qué recursos, tanto humanos, como financieros y materiales, debemos dotarnos para lograr nuestro objetivo.
En esta fase hay que estar abiertos a un máximo de ideas y aprender, aprender, aprender, por lo que, en el próximo espacio estaremos compartiendo algunos consejos y pasos determinantes para ir materializando nuestra decisión de emprender.
Mercadóloga especialista en Gestión de Proyectos. Capacitadora, motivadora, estratega y analista empresarial.