El tiempo pasa rápido y ya estamos en una época muy particular en Guatemala: El tiempo de Cuaresma. Estos 40 días nos recuerdan los 40 días que duró el diluvio, los 40 años que caminó el pueblo de Israel en el desierto y los 40 días que Jesús vivió en el desierto. Comienza con el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo. ¿Por qué el simbolismo de la ceniza? Con ella se le recuerda a la gente, que viene de la tierra y a la tierra volverá. Como ven, es un tiempo con muchos símbolos.
Las tres características más importantes del tiempo de Cuaresma son: el ayuno, la oración y la penitencia.
Ayuno: el ayuno debe ser integral, es decir, no basta solo con privarnos de comida y bebida, esto no cuesta mucho; aunque a algunos nos caería muy bien. El ayuno debe ir más allá. Hay que ayunar de las malas palabras, de las murmuraciones, de las críticas injustas, de la envida, de los chismes, de los rumores, de las falsedades, de los vicios, de los malos hábitos, de las infidelidades, de la pereza, del odio, del resentimiento, de la amargura y de cuanta maldad exista dentro de cada uno. Nunca olvide que “la lengua no tiene hueso”, y mientras no tenga, va a seguir haciendo de las suyas en todo el mundo. De nada sirve privarse de comer carnes y pasteles, si sigue odiando y “pelando” a sus hermanos y hermanas, bajo el argumento que “ellos” son los malos y que “usted” es el santo.
Oración: la oración es una relación profunda e íntima con Dios, con el ser Supremo, con Aquel que le ama hasta el extremo. Son 40 días para orar en su familia y en su Iglesia. El mundo está de cabeza, porque sus habitantes no oramos con fe, ni en privado ni en público. Es urgente que usted se comunique con Dios. Puede rezar en la calle, en su trabajo, en su casa, en el carro; lo esencial es que usted sea un hombre o una mujer orante. Ese diálogo íntimo con Dios le ayudará a vivir la vida con más tranquilidad. Si no reza, su vocación se debilita, y los problemas normales de la vida calan más. La práctica de la oración hace ligera la carga de cada día.
La limosna: no es suficiente con dar limosna a las personas que nos encontramos en la calle. Muchos de los que piden en la callen viven mejor que nosotros, porque han hecho de la miseria una empresa. En Guatemala sí hay personas que necesitan, y a ellas hay que ayudar. La limosna significa dar sin esperar nada a cambio. Comience con usted mismo. Dedíquese tiempo, ámese, perdónese, reconcíliese con su Yo herido, porque nadie pueda dar algo que no tiene. Una vez que usted se dé, entonces, ya podrá perdonar, aconsejar, sonreír y amar a los otros. No reduzca la limosna únicamente a “dar unas cuantas moneditas”. “Si extiendes la mano para dar, pero no tienes misericordia en el corazón, no has hecho nada; en cambio, si tienes misericordia en el corazón, aún cuando no tuvieses nada que dar con tu mano, Dios acepta tu limosna”, (San Agustín). Perdone, respete y ame.
Durante este tiempo de conversión de vida, sea humilde, no humille a nadie, desempeñe su puesto actual con prudencia y no actúe con el hígado. Cuando se actúa con misericordia, Dios bendice. Pero, sobre todas las cosas, esfuércese por ser un líder ético en la sociedad actual. Cuando un líder es líder por el puesto que tiene; tarde o temprano ese puesto se le quitará, y pasará a ser la persona más odiada en su ambiente. Cuando una persona es líder ético, no necesita de puestos para influir positivamente en los demás.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.