No es que tenga falta de atención, sino que… no me interesa.
La atención es… sostener el interés, tener la intención de aprender, esforzarse, mantenerse en la consigna propia de convertirse en profesional. Es estar atento al momento en que se distrae para darse el regresón y recuperar los datos perdidos. Es un impulso energético de prenderse los datos, de a prender y ganar los créditos. Es una motivación interior.
Si no hay interés, entonces los docentes no pueden hacer mucho. Pero si el interés está escondido, olvidado o ignorado, los maestros tienen el reto de estimular para ver por donde salta. Esta es la misión más grande del educador.
Los padres, desde que sus hijos son muy pequeños, van acercándolos a la vida misma, en sus diferentes manifestaciones, a los datos recopilados sobre ella, a las teorías y a las nuevas formulaciones, contagiándoles así lo asombroso que es estudiarla, conocerla y ampliar los conocimientos. Que sea la verdad misma, la que motive al estudiante a aprender.
Cuando se observa a alumnos desinteresados en estudiar, uno se pregunta ¿por qué no se maravillan de todo y de cada uno de los elementos? ¿Qué es lo que ocupa sus mentes y corazones, que no les deja apreciar lo que tienen enfrente? Cae uno en cuenta que, están soñando con un mundo utópico o distópico que no tiene nada que ver con la realidad asombrosa. Esto por culpa de los videojuegos, la TV, la comida rápida y fuertes diversiones a su alcance. Tienen una vida muy cómoda.
Los padres culpan mucho en que los niños tengan una falsa idea de la vida, de la relación social, de la economía, de las matemáticas… por consentirlos demasiado. Bajo el lema de: “Que mis hijos tengan lo que yo no tuve”, evitándoles el esfuerzo, el aguante, la lucha por ganarse el sustento. El hambre es un gran motivador.
Los padres deben motivar a sus hijos a servir, a adaptarse a la sociedad, a convertirse en profesionales en el campo que les guste y dar un servicio de calidad, y que, de esa manera, la sociedad les compensará y vivirán en paz, dando beneficio y recibiendo beneficio. El niño despertará su vocación que hará que le gusten todas las ciencias.
Los centros educativos al proporcionarles información de datos confiables, laboratorios, materiales físicos, químicos, métodos, procedimientos… potencializan sus aptitudes y talentos. Sabiendo que en el futuro serán ellos los que apoyen a nuevos estudiantes, continuado así la evolución de la ciencia y de la humanidad. Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Estudia el pasado, si quieres influir en el futuro”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo