Llevamos varios periodos de gobiernos —presidenciales, departamentales y municipales— sumidos en autoridades mediocres, derivado de la falta de planes, programas, misión y visión; casi no hay administración gubernamental y municipal que se salve de esta lamentable situación.
Quetzaltenango está a menos de dos meses de celebrar una feria más, la famosa e histórica Feria Centroamericana de la Independencia, que por cierto, será la número 134. ¿Qué innovación tendrán los organizadores? ¿Verdaderamente será una feria Centroamericana? ¿La micro y mediana empresa tendrán la oportunidad de concretar y/o afianzar negocios con empresas de Centroamérica, o por lo menos con empresas nacionales, y así expandirse para beneficio de la población consumidora y ofrecer nuevos puestos de trabajo? ¿La población al fin tendrá la oportunidad de relajarse sanamente en un ambiente distinto al que hemos estado acostumbrados durante más de 25 años? O, ¿por lo menos los juegos mecánicos ya no usarán pedazos de block o madera como base en su instalación? Con todo respeto hacia los comerciantes, ¿ya no tendremos una versión de mercado de la terminal en las instalaciones de Xelafer?
Con la tecnología de punta del siglo XXI, ¿al fin las comisiones de la feria de la municipalidad, lograrán rendir cuentas a la población en menos de 30 días? Es la tercera feria que hará la actual administración municipal, definitivamente no hay excusa para mediocridades, lo he dicho varias veces, Quetzaltenango es la segunda ciudad en importancia de Guatemala, es la puerta de entrada a Centro y Sudamérica, es la puerta de salida al mercado más grande del mundo —TLCN—, ¡qué privilegio Dios mío!, y como tal, debe ser gobernada y/o administrada por gente capaz, altruista, honesta y jamás por gente ligada a la corrupción.
Ojalá el señor alcalde Grijalva haya cambiado ese papelito en el cual tenía el listado que integraban las comisiones para la feria, por un verdadero plan de trabajo.
Los quehaceres del día a día siguen de mal en peor en casi todas las dependencias; referente a los servicios básicos —luz, agua, parqueo, tránsito—, es una de nunca acabar, los jefes de cada dependencia están en otro planeta, mejor dicho, en la luna.
Resulta que para pagar un recibo por consumo de luz y agua bajo el concepto de CONVENIO DE PAGO, debe hacerse cuatro colas, ahora explico: Una para convenir en el número de pagos para cancelar la deuda y firmar el documento; dos, solicitar sello y número —en otra oficina— para poder pagar la primera cuota en el banco —no se puede ir a otro banco, únicamente al que ellos indican—; tres, pagar la cuota en el banco; cuatro, llevar copia de los recibos pagados a la primera oficina, tiempo perdido en dicho trámite, casi entre seis a ocho horas.
Si existe reconexión de servicio, ahí es otra historia, llevar copia del recibo pagado a la “Empresa” Eléctrica para solicitar reconexión. Es un mundo de gente trabajando para ellos, mas no para el vecino.
Estoy hablando solo de un servicio municipal —energía eléctrica—, imagínese señor lector si usted va a solicitar licencia de construcción, registro catastral, local comercial, drenaje, agua potable, nomenclatura, pago de infracciones de tránsito, etc., en pleno siglo XXI nos están atendiendo con funciones y procesos administrativos del siglo XVIII. Ahora preguntémonos, ¿por qué tanto comercio informal en las aceras, morosidad en el pago de servicio público municipal, construcciones ilegales, conexiones eléctricas ilegales, corrupción en todos lados?
¡Quetzaltenango, bendita Xelajú eterna, cuna de la cultura, hasta cuándo vas a permitir que te siga gobernando gente sin el más mínimo sentido común!
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.