Es mucho lo que se viene planteando en función de las distintas formas que adopta la corrupción, aquí y en otros países de América Latina. En el caso de Guatemala, encontramos corrupción, corruptos y corruptores de todos los tamaños, colores y sabores: una miscelánea, en donde los gobiernos nacional, departamental y municipal heredan de los anteriores desviaciones sociales de todo tipo y que, en lugar de combatir los vicios heredados, hacen más bien lo contrario: con las honrosas excepciones que se deben de reconocer, trabajan y se convierten en gestores de sus propios beneficios personales: entran a los cargos con limitaciones económicas (en no pocos casos) y salen con los bolsillos llenos, gracias a la práctica cotidiana del enriquecimiento ilícito, olvidando que la ostentosidad los denuncia, y que hay cuatro cosas que no se pueden ocultar: la tos, la diarrea, el amor y el dinero.
Últimamente se vienen abordando temas relacionados con la corrupción y el Congreso (principalmente) e instituciones de los otros dos poderes del Estado, en lugar de atender el clamor y las voces de asociaciones, grupos integrados por empresarios, profesionales, agrupaciones organizadas de la sociedad civil, editorialistas y personas honorables legítimamente representativas de la sociedad, con un perfil que tiene un amplio reconocimiento social. En lugar de atender estas oportunas llamadas de atención, lo que hacen es ignorarlas, contribuyendo así a la inconformidad e indignación social, que de no ser atendida, provocará un estallido social igual o peor que el experimentado cuando los integrantes del pacto de corruptos pretendieron legalizar la protección a los corruptos que guardan prisión, otros que están en ciernes y algunos más que se sienten protegidos por procesos legaloides, con la idea equivocada de que, al llegar el cambio de la fiscal General, alcanzarán la imperante inmunidad.
Estamos ya a menos de dos años para que concluya el periodo que corresponde al presidente, diputados y alcaldes municipales; es momento para autoevaluar, con honradez, si en el tiempo que llevan al frente del cargo le han cumplido o no al país, al departamento o al municipio, según el caso y encargo que les fue conferido por la vía electoral. Lo mismo habrá de hacer la sociedad, y será de los resultados de donde derive el juicio final. Así se podrá determinar cómo pasarán a la historia de Guatemala: con satisfacción o sin pena ni gloria; si durante los cuatro años que estuvieron en el ejercicio del poder le cumplieron o defraudaron al pueblo.
En lo personal, quisiéramos ser optimistas pero, desafortunadamente, según los resultados y la escasa o nula respuesta a las demandas, necesidades y señalamientos de la sociedad, impiden el deseable optimismo, y para muestra basta una reflexión. A pesar de le férrea oposición de sectores altamente representativos, las denuncias de la prensa y ciudadanas e incluso la Iglesia, el sector productivo, la universidad, el Tribunal Supremo Electoral y muchos más, con soberbia inaudita, el pacto de corruptos en el Congreso sigue sin reaccionar; con propuestas legislativas se insiste en legalizar el financiamiento ilícito, siguen sin ocultar su preferencia por defender a los corruptos efectivos y potenciales. Todo lo que se conoce y proponen, resulta tan inmoral y contradictorio como pedirle a los corruptos que legislen contra la corrupción; como pedirle a los latifundistas que hagan una Ley de Reforma Agraria; como pedirles a quienes abusan del poder, que luchen por una ley que incorpore a la legislación el desafuero; a quienes hacen de su ejercicio la inmunidad, que luchen por una ley que sancione esta mala práctica en el ejercicio del poder, y en fin, que emitan leyes que protejan el patrimonio de Guatemala y no se siga permitiendo que sea el financiamiento ilegal, la falta de desafuero y la inmunidad, los cimientos y pivotes en que descansa la corrupción.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com