Gracias a Dios ha terminado el 2017, un año en el que hemos vivido experiencias positivas y negativas, momentos amargos y dulces; un año en el que hemos tomado decisiones importantes por salud personal e institucional. Pero en general ha sido un año bueno, porque lo que se hizo durante el mismo, nos ha servido para aprender y ser mejores personas cada día.
Dios nos ha permitido nacer en este país, para que lo transformemos y lo saquemos del subdesarrollo, ¿cómo? Trabajando incansablemente y con una mentalidad emprendedora y visionaria. Guatemala aún continúa siendo víctima de la corrupción, de la violencia y de políticos oportunistas que aprovechan los puestos públicos para beneficio personal.
Los esfuerzos que los guatemaltecos hemos hecho este año han tenido como objetivo hacerles ver a los políticos y funcionarios, que ahora estamos despiertos y que no vamos a permitir que sigan haciendo los desmadres que años anteriores han cometido. Pero no basta solo con manifestaciones y paros nacionales; hace falta que usted y yo seamos ciudadanos íntegros y honrados. Pero que los problemas presentes de Guatemala no nos impidan iniciar el nuevo año con pie derecho; al contrario, iniciémoslo con optimismo, fe y esperanza.
La frase más popular durante este fin e inicio de año es ¡Feliz año nuevo! En esta frase hay dos palabras claves: felicidad y nuevo. ¡Qué bueno sería comenzar el año llenos de felicidad! Posiblemente tenemos varias razones para no comenzar el año nuevo felices: la pérdida de nuestro trabajo, la muerte de un ser querido, los pocos resultados en nuestra empresa, enfermedades, etc. Pero por otra parte, hay miles de razones para iniciar un nuevo año llenos de FELICIDAD, ¿por qué? Porque estamos vivos y tenemos todo para transformar las adversidades en oportunidades para trascender.
¿Qué es lo NUEVO que quiere hacer durante el 2018? Si me levanto siempre de mal humor, lo nuevo podría ser cambiar mi carácter. Si soy un político corrupto, puedo transformarme en un político que trabaje por el bien común. Si soy un hombre machista, lo nuevo sería respetar y amar a mi esposa. Si soy un religioso irrespetuoso con mis fieles, puedo cambiar y de verdad dar la vida por mis ovejas. Si soy un estudiante haragán, puedo optar por la “responsabilidad académica”. Si hay círculos afectivos no cerrados, estamos a tiempo de cerrarlos para sentirnos mejor.
El año nuevo es una nueva oportunidad para convertir mi vida, mi familia, mi trabajo, mi vocación, en algo diferente. Para lograr esto tenemos que comenzar por renovar nuestros pensamientos, porque “dime cómo piensas y te diré cómo actúas”.
Le sugiero, en este inicio de año, ordenar sus ideas. En una hoja escriba sus prioridades y colóquelas en orden de importancia. Luego, escriba los pasos necesarios para lograr esa prioridad. Ojalá lo nuevo para este año sea poner a Dios en la primera página del libro de su vida. Sin Dios la vida del hombre y de la mujer no tiene sentido.
Finalmente, considero importante que, antes de iniciar el nuevo año, medite sobre el camino recorrido y se pregunte: ¿Qué deudas quedan pendientes del año 2017? No me refiero a las deudas económicas, sino a las acciones (perdonar, agradecer, amar) que tuve oportunidad de realizar y no las hice por miedo u orgullo. ¿A quiénes debo pedir perdón? Algunos dicen, “es que mientras no saque lo que tengo en la garganta, no estaré tranquilo”. Jesús dice que hay que perdonar hasta 70 veces siete. Es difícil, pero no imposible. ¿A quiénes debo agradecer en este 2018? Y es que Dios siempre nos pone angelitos a lo largo del camino.
Gracias Señor por el año que termina, y por el que comienza. Te pido que durante este 2018 tú siempre estés a mi lado. Conozco mis defectos y sé que puedo fallarte en cualquier momento. Pero también te conozco y sé que me amas tal como soy. Te pido que yo sea feliz, y que sea un hombre nuevo, una mujer nueva en mi manera de pensar, sentir y actuar. ¡Feliz año 2018!
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.