Aprender haciendo, hacer aprendiendo.
Imagine que en nuestro medio existieran múltiples escuelas taller, o que cada escuela tuviera un aula taller, pronto tendríamos un buen desarrollo. Un lugar donde cada estudiante, niño o joven pueda asistir con la curiosidad de: ¿Cómo funciona esto? y destripar una aspiradora para ver sus componentes.
Con la ayuda de profesores, padres y expertos aprender la función de las partes, los nombres, la historia, la matemática implícita. De seguro que en poco tiempo podrá estar construyendo aparatos que beneficien a su hogar y comunidad. Mejorando así la calidad de vida, haciendo y aprendiendo.
Estas Escuelas Taller, deben tener equipo y herramienta que facilite la extracción y armado de piezas, aparatos de observancia como microscopios, telescopios, medidores de luz, sonido, frecuencias, electricidad. Materiales en diversidad, plásticos, metales, químicos, tejidos.
Todo un paraíso para explorar, inventar y reparar. Donde convergen todas las materias que antes se dividían en las clases, sin sentido. Una educación integrada, multifacética, poliédrica, que brinde un aprendizaje significativo.
¡Basta ya! De una enseñanza segmentada, memorística sin sentido, donde se usan los puntos como premios y las tareas como castigos. Donde portar la bandera en un desfile, es el máximo honor al remache de datos. Donde se valora más el tiempo de recreo que el tiempo de clase. Donde se rivaliza entre estudiantes y docentes para obtener un cartón con el título diploma.
Démosle una oportunidad a la motivación que viene desde dentro de cada estudiante para aprender lo que quiere aprender, con la guía de sus maestros. Una educación semi dirigida ha resultado ser mejor que la enseñanza programada o el libertinaje de una mente voluntariosa del estudiante.
Quizás el temor de que se lastimen en el taller sea un obstáculo que ha evitado que se desarrollen estas Escuelas Taller, pero se ha demostrado que los accidentes son mínimos con un poco de instrucción lógica, y que las ventajas son máximas por un poco de inversión económica, de tiempo y de espacio.
Seguro que en estos espacios los participantes encontrarán su vocación, su oficio e incluso serán científicos inventores que aportarán al mundo. Le dejo la siguiente frase, para que reflexione: “La necesidad es la madre de los inventos”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo