Una problemática muy grande que vive la humanidad es que vivimos fuera de tiempos; pero en ocasiones quisiéramos tener más tiempo a nuestro favor.
Postergamos muchas cosas porque a nuestro parecer no tenemos el tiempo; o estamos esperando que se llegue el tiempo para realizar algo.
En nuestro contexto sentimos que el tiempo corre demasiado rápido porque se cerró el ciclo escolar y ya es Navidad y cuando llega la Navidad debemos programarnos para el ciclo escolar que está próximo a comenzar; vamos entonces viviendo episodios fuera de tiempo.
Nos falta un poco estar conscientes que el tiempo es lo que tenemos en el momento; no antes ni después; por eso es importante vivir y vivir el momento; ¿por qué esperar un tiempo especial para usar ese perfume, el vestido, la vajilla o simplemente tomar el tiempo para amar o bendecir a alguien si está en nuestra posibilidad?
No voy a esperar perder a un ser querido, a una amiga para reconocer su valor, o expresarle mi amor porque cuando llegue ese momento ya estaré fuera de tiempo para que la persona lo sepa.
Y es que es el tiempo como lo dijera el autor desconocido: “ese inmutable compañero, que inevitablemente marca el sendero, nos enseña que, en su paso implacable, debemos disfrutar cada instante amable”.
Así que la invitación es que vivamos cada momento justo a tiempo; porque ese es el tiempo correcto.