Ante el anuncio de que estaba próximo a territorio Guatemalteco el huracán Julia surgió preocupación en la población. Al ingresar a territorio nacional el huracán se convirtió en depresión tropical, sin embargo, el impacto que causo fue fuerte debido a lo vulnerable que es el país ante los desastres naturales.
Esta vulnerabilidad no esta destinada para Guatemala por defecto, en muchos lugares del mundo también hay huracanes, tormentas, y depresiones entre otros desastres de la naturaleza, pero estos países están preparados para afrontarlos, desde la infraestructura estatal hasta la protección y sistema de evacuación para la población.
Es triste e indignante ver como que fue arrastrado por la corriente un miembro de las fuerzas armadas sin protección, preparación ni equipo para afrontar este tipo de situaciones, lo cual es lógico porque un soldado no está entrenado para ello. El Ministerio de la Defensa manifestó que “durante el cruce de uno de los ríos en la región, algún objeto que viajaba en el agua reventó el cable al cual estaban asegurados y la correntada arrastró al soldado de primera ocasionándole varios golpes”; como si no importara el deceso de esta persona.
Es necesario analizar la situación de la ejecución presupuestaria del Ministerio de la Defensa, y principalmente establecer cuál es el verdadero papel del ejército en la sociedad guatemalteca y enfocar a ello sus gastos, porque se están gastando el presupuesto en actividades que no realiza.
Por ejemplo, se asignaron en el año 2020: Q225 millones para servicios de planificación y consultoría, Q185 millones para mantenimiento de infraestructura, defensa de la soberanía Q997 millones, prevención de hechos delictivos, Q78 millones, y destina para ayuda humanitaria y operaciones de rescate solamente Q Un millón cien mil quetzales lo que representa ni siquiera el 1% del presupuesto total.
Ante los desastres naturales también son vulnerables los miembros de las fuerzas armadas, más esto no se debe al territorio ni al fenómeno natural en sí, sino a la falta de apoyo, de visión, de interés y son objeto de explotación laboral por parte de quienes están al mando y que envían a los miembros de sus brigadas a afrontar condiciones climáticas y situaciones de peligro sin equipo y sin logística ni planificación.
Si van a exponer a los miembros del ejército que forman parte de la primera línea, a apoyar a la población ante desastres como terremotos, inundaciones, tormentas y otros, como mínimo deberían de proveerles del equipo, indumentaria y entrenamiento necesarios ya que este ministerio es de los que más presupuesto tiene asignado.
Pero, este presupuesto se utiliza en adquirir otras cosas que no son necesarias ni apoyan en nada en las tareas que realizan a diario los soldados de a pie que están realizando tareas que no están dentro de sus funciones, expuestos sin ninguna garantía laboral, y ni siquiera un seguro de vida como beneficio póstumo a su familia.