El pasado 7 de diciembre se celebró la famosa tradición de la “quema del diablo”. Desde hace muchos años esta celebración ha servido únicamente para quemar basura y afectar mucho más el ya contaminado medio ambiente. Con el pasar del tiempo, esta tradición ha ido transformándose poco a poco. En el tiempo actual, las piñaterías en todo el país se encargan de elaborar piñatas de los diferentes “diablos” de la política guatemalteca.
En Guatemala hay suficientes caras de diablos en los tres poderes del Estado. No es necesario mencionar nombres, porque todos los conocemos. Es una celebración que, de alguna manera sirve de catarsis para mucha gente, puesto que no es posibleprenderles fuego a tales personajes.
El diablo, llamado también demonio, es el nombre con el que nos referimos a la existencia del mal en el mundo. Y de hecho “el mal”, “el diablo”, existe. Existe en la realidad humana. El efecto que el diablo tendrá en la vida de cada quien, depende del estilo de vida de las personas. El mal es una realidad existente en el mundo; y su influencia en este mundo dependerá muchísimo de la realidad misma de la gente.
Si una persona vive según los valores morales y espirituales y se esfuerza por llevar un estilo de vida ético, esta persona resistirá más a las tentaciones y trampas del diablo. Pero, si una persona no vive según valores éticos, será mucho más fácil para el diablo atacarla. De ahí la importancia de llevar una vida, no perfecta, pero sí lo más recta posible.
La función del mal en el mundo es corromper, dividir y extender la maldad hasta los últimos rincones de la tierra. En el caso de la política guatemalteca, todos hemos sido y somos testigos de los estragos que está causando el diablo. El mal es tan astuto que hace que la gente hable en nombre de Dios. Hace algunos días circuló un video de parte de la jefa del Ministerio Público en donde afirma que Dios los ha puesto ahí para gobernar. La afirmación no deja de ser falaz, porque los hechos de este ente de justicia dicen otra cosa. Tienen ojos, pero no ven; oídos, pero no oyen.
El mal es muy hábil, y hace hablar cosas aparentemente coherentes, pero no. Por lo tanto, es conveniente reflexionar sobre nuestra propia vida. Hay que escarbar en lo más profundo de nosotros mismos la manera cómo el mal trabaja, para así poderlo contraatacar. El mal se manifiesta de manera muy sutil, es decir, no perceptible tan fácilmente. Tiene estrategias muy atractivas para atacarnos y hacernos caer.
Este proceso introspectivo para detectar las estrategias que el mal usa para hacernos tropezar es clave, para vencerlo con la ayuda de Dios. Cuando una persona descubre las estrategias que usa el mal para corromperle, es más probable que lo venza. Y lo que yo recomiendo para su detección es hacer conciencia de nuestras debilidades. Digo esto, porque normalmente el diablo usa nuestrasdebilidades para hacernos caer. Por ejemplo, si me gusta el dinero, me atacará por ahí; si me gustan las drogas, me atacará desde esa debilidad; y así sucesivamente.
Entonces, para reducir la fuerza del diablo en el mundo, es urgente que hombres y mujeres volvamos a Dios. La razón del porqué hay tantas guerras en el mundo y del porqué tantos tiranos que aplastan a su gente, es porque en esas personas que gobiernan reina el diablo y no Dios. El día que el hombre y la mujer sean más accesibles a los deseos de Dios, ese día este mundo y la sociedad en general comenzará a cambiar. Para construir una verdadera civilización del amor y de la paz, es urgente que Dios gobierne nuestra vida.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.