Desde la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres tuvieron que salir al área laboral en vista de que los hombres estaban en la guerra, al regresar los hombres encontraron que sus mujeres ya no estaban en casa, sino que ahora también eran parte de la fuerza laboral junto con ellos; el sistema los obligó prácticamente a trabajar a los dos debido que las condiciones económicas ya no eran suficientes con el sueldo de uno. A raíz de eso también muchos hombres empezaron a trabajar en dos lugares distintos, en el afán de tener lo suficiente para pagar la hipoteca de la casa, la tarjeta de crédito, así como los gastos que implicaba comidas fuera de casa, gimnasio, diversión, estudios, etc. Todo esto generó que, en vez de ocho horas de trabajo, ahora les tocaba trabajar 12, 14 o más horas diarias, de tal manera que al llegar a casa se reducía enormemente el tiempo de descanso y de reposo. Ese sistema ha permanecido hasta el día de hoy. Hoy en día, trabaja el hombre, trabaja la mujer, trabajan los hijos y sigue sin alcanzar el sueldo. La preocupación por las deudas unido a la enorme carga de trabajo genera que el ser humano no tiene descanso suficiente. Fisiológicamente está determinado que las horas de sol deben aprovecharse para trabajar, y que las horas de oscuridad o de noche están destinadas para el descanso. Sin embargo, en muchas ocasiones llevamos trabajo del día, del sol, al periodo nocturno, periodo de oscuridad, periodo de descanso. En otras palabras, le robamos a las horas nocturnas para trabajar en ellas. El cuerpo humano está preparado, así como las aves del campo lo hacen, dormir en los tiempos de oscuridad. Pero el sistema nos ha atrapado para quedarnos trabajando cuando debiéramos estar descansando.
Si usted ha leído la Creación, escrita en Génesis 1 y 2, encontrará que Dios se tomó seis días para crear cada uno de las cosas que hoy existen, incluyendo las lumbreras, es decir el sol y la luna, las aves del cielo, las bestias del campo, los peces del mar, las hierbas, árboles frutales. Todo esto fue realizado en seis días. Sin embargo, cuando Dios voltea hacia atrás, dice en su corazón: todo esto es muy bueno, y decidió tomarse el séptimo día como descanso. Aunque este día algunas religiones lo toman como el día sábado, en realidad lo que habla es el concepto de descanso; quiere decir que si no descansamos nos iremos muriendo paulatinamente. En la ley de Moisés se condenaba a muerte aquel que no guardaba el día de reposo. Hoy no se condena nadie por no guardar el día de reposo, pero es un hecho que, si no descansa, seguirá muriendo paulatinamente; es decir, que el cansancio y la falta de reposo harán que la persona vaya muriendo paulatinamente.
También debo comentar, que el descanso está asociado al alma. Un alma inquieta suele no descansar. No importa cuál sea la razón de tu alma inquieta, siempre te quitará el sueño y por ende el descanso. Allí justamente es donde Dios te pide algo: Mateo 11 28. “» Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar.” Pon tus cargas en Él , y Él te dará descanso. Que esta noche puedas tener una noche descansada y que amanezcas lleno de energía para las labores del día.
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Cardiólogo - Coach/Conferencista coachedwinibarra@gmail.com