La ira viene del latín “ira” es un sentimiento de indignación que causa enojo. Apetito o deseo de venganza. Furia o violencia de los elementos de la naturaleza. Repetición de actos de saña o venganza, (RAE, 2020).
La ira es una emoción primaria de carácter pasajero, provocada por la frustración que se experimenta hacia quienes se ama y que se distingue del odio por el carácter permanente de este sentimiento. Generalmente, la ira es la respuesta a un problema surgido cuando algo impide que el individuo afronte debidamente la situación. Las causas: cansancio, la rutina, trastornos de la salud, padres ansiosos y demasiado preocupados, prohibición de ciertos actos, moles o bromas pesadas, (Psicología general, Ismael Vidales, 2012, pág. 42).
Creo que todos hemos tenidos episodios de ira en nuestra vida. En más de alguna ocasión, todos nos hemos enojado con alguien. Cada uno pregúntese, ¿cómo he reaccionado? ¿He podido controlar mi ira, mi enojo? Cuando una persona no contrala su ira, su deseo de venganza, puede meterse en más problemas. Bien dice el libro de los proverbios: el necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio la reprime (Pr 29, 11).
La ira depende del manejo de nuestro carácter. Hay diferencia entre temperamento y carácter. El temperamento es la materia prima con la cual ya nacemos, y puede ser fuerte o débil. El carácter, son rasgos o cualidades que uno puede modificar. Se los ilustro con un jinete. El caballo es el temperamento; el que lo monta (el jinete) es el carácter. Alguien que peda montar, puede llevar el caballo a donde quiera; alguien que no sepa montar, el caballo lo tira en cualquier momento.
Para controlar mejor la ira, pensemos bien antes de actuar. Todo comienza en el cerebro. Expresemos nuestra ira, pero con respeto y prudencia. Hagamos ejercicio. Hay que rezar. Perdone. Todo esto hará que actuemos con serenidad. A continuación les transcribo un decálogo de la serenidad, atribuido al Papa Juan XXIII:
Como seres racionales que somos, tenemos la capacidad para autocontrolarnos. No siempre lo logramos, pero hay que pedirle a Dios tolerancia y serenidad para que los factores gestores de enojos no nos tumben al piso.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.