Ante la recomendación de la Corte de Constitucionalidad hecha al presidente Jimmy Morales, indicando que el acuerdo que se planificaba firmar con el gobierno de los Estados Unidos para convertir a Guatemala en un “Tercer País Seguro”, ésta debía contar con el aval legal del Congreso de la República, sin embargo, se desató una tormenta, la cual es difícil de comprender.
No está claro el interés del presidente Morales y el clan de la corrupción, conformado por ministros, diputados, militares y dirigentes del CACIF. ¿Qué están pidiendo a favor? ¿Por qué, en este caso, no interesa la soberanía del país? Dos preguntas de relevancia, cuyas respuestas aclararían los miles de dudas que tienen los guatemaltecos en todos los sectores, no obstante, es imposible que respondan honestamente a dichos cuestionamientos.
No hay información sobre el tema, por consecuente, no hay transparencia. El pueblo guatemalteco hizo de su conocimiento las intenciones del Gobierno mediante una publicación de un medio de comunicación estadounidense impreso. ¿Por qué lo ocultaron? Si el presidente Morales, hubiera presentado al Congreso los términos del convenio, no estaríamos hoy afrontando las arremetidas de Donald Trump contra todos los ciudadanos, quienes no están involucrados con los negocios ocultos y oscuros del Gobierno.
Es imperdonable que el Gobierno guatemalteco no informe sobre sus intenciones. En menos de un mes, ha realizado convenios, contratos, compras, compromisos con dos países, sin informar a los otros órganos gubernamentales. Y no se trata de que, si la Constitución dice que debe hacerlo o no, son simples interpretaciones para el caso. Lo que preocupa es la opacidad en actos relevantes, que tienen efectos directos en todos los ámbitos del país. ¿Qué más han comprometido y con quién? Pronto sabremos la herencia nefasta del gobierno de FCN-Nación.
Pero el “todo poderoso”, Donald Trump, no acepta, no cree, dice, y mucho menos se quedará tranquilo con lo sucedido. La reacción del Presidente estadounidense da lugar a muchas interpretaciones. Una de ellas se enmarca en la línea de un compromiso verbal, a cambio de algo que se había concretado con el Presidente guatemalteco. El “Rey del norte” estaba seguro que contaba con el territorio guatemalteco para llevar a la práctica su nefasto plan, el cual consistía en llevar a todos los que intentan migrar a su país a tierras guatemaltecas, obligando al Gobierno guatemalteco a cubrir todos los gastos que esto implique.
Si el gobierno de Guatemala iba a pagar gastos, tales como: vivienda, alimentación, creación de empleo a migrantes temporales en ruta al país del norte, significaba la utilización de los impuestos de todos los que tributan a las arcas nacionales, por lo que inevitablemente, requiere informar al Congreso y solicitar la aprobación de tan aberrante negociación.
Ahora Trump menciona que impondrá un gravamen, es decir, un impuesto, a las remesas que salen de su país hacia Guatemala. Serán, como siempre, los migrantes y sus familias los que inevitablemente paguen los costos de las decisiones irresponsables de Jimmy Morales. Así también, Trump, amenaza con gravar las exportaciones guatemaltecas. Con esta decisión, perjudica a los distinguidos miembros del CACIF, quienes nuevamente salen de sus cómodas estancias y se colocan a la par de su lacayo para exigir a la Corte de Constitucionalidad que se revierta la orden. ¿Cuál orden? La Corte indicó que un convenio de tal magnitud debe tener la aprobación del Congreso. Fácil, miembros del CACIF, diríjanse al Congreso e informen con detalle las cláusulas del convenio. Sólo es cuestión de tiempo.
Actualmente, también llama la atención la lucha encarnizada que se está llevando esta semana en contra de los Magistrados de la Corte de Constitucionalidad, parece que el objetivo es concretar el tan anhelado “Golpe de Estado”, que han venido planificando desde hace años atrás.
Con el ejército alineado, como siempre a los intereses empresariales del CACIF, el Gobierno supeditado a los intereses estadounidenses, el Ministerio Público sumido en un eterno sueño, la Corte Suprema en proceso de elecciones e intereses individuales de sus integrantes y la prensa amordazada, no será extraño que terminen cediendo a los “Berrinches de Donald Trump”.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.