Cuando alguien se identifica con algo, lo defiende a morir o matar. Se pone el modo de lucha, huida o ataque. Siente que se la va la vida en ello. Como el ego se siente vivo, no quiere morir. Se percibe amenazado cuando no se le alimenta.
En ego se formó en la infancia con fines de sobrevivencia, y ya de adulto, el estar consciente de esta identidad falsa, le ayuda a adaptarse y a relacionarse. Sin embargo hay personas que nunca se dan cuenta de ello. Y continúan con una actitud infantil.
El ego no es bueno ni malo, es una etapa en la evolución de la persona, la conciencia de la estructura del ego es el siguiente paso, es la revolución a estadios mejores. El estancamiento en esa etapa es la enfermedad. La vigilancia del ego es el precio de la libertad.
Identificarse significa identidad, o sea YO, la primera persona del serbo SER (yo soy, tú eres, él es, nosotros somos…) Para evolucionar es necesario vigilar la expresión de estas palabras. Observarlas es un buen indicador para saber si el ego está inflado.
El ego crea toda una fantasía con datos del pasado y el futuro. Como es un mecanismo de sobrevivencia, busca compulsivamente peligros, amenazas en diferentes escenarios. La competencia es su característica principal. Y en estos contextos sufre. Los síntomas de ansiedad son el eco de su actividad frenética.
Busca afirmarse para subir su autoestima, desea asegurar la imagen que tienen los demás en la mente, respecto a él. Autoestima es una valoración de sí mismo, en comparación con los otros. Una persona con una autoestima alta se siente segura ante los demás. Los que tienen baja autoestima se inclinan a perder. Pero todo esto es, un juego social de egos, éxito o fracaso, competitividad.
Hay entidades que buscan manipular a las personas implantándoles identidades. Por ejemplo soy barca, y defiende a morir al equipo del Barcelona, o soy musulmán, soy católico, soy americano, soy nazi… Porque saben que de esa manera consiguen fidelidad de los fieles. Y al final esto solo les trae ira, resentimiento, violencia, sufrimiento y pobreza.
El verdadero yo es un ser espiritual, más allá del ego, de la mente y del cuerpo. Un ser de amor y compresión a todas las formas de vida y también de las inanimadas. Es un ser que se siente unificado con todo y con todos. Incluyente no excluyente… Observa que hay quienes que se jactan de ser exclusivos.
Vinimos a este mundo sin nada, y nos iremos sin nada. El pensar que estamos aquí para hacer alguna colección nos puede volver coleccionistas crueles. Te dejo la siguiente frase para que reflexiones: “El ego busca separar, el espíritu unificar”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo