Continuamos con el ejercicio de contraponer defectos y virtudes. El propósito es proseguir con lo realizado en la parte I, publicada recientemente en este medio informativo. Ya abordamos cinco de los binomios presentados, ahora nos corresponden los binomios del 6 al 10, que corresponden a:
Descortés – cortés, educado
Egoísta – abnegado, altruista
Inconstante – constante
Dominante – tolerante
Engreído – sencillo
Recurriendo a personajes y páginas, que han desarrollado estos interesantes temas, definiremos cada defecto con su oponente y haremos la consabida reflexión. Comencemos:
Hay personas que se caracterizan por su descortesía. No ahondaremos en esta, resalta a la vista. Enfocaremos la atención en su contrario: la cortesía.
¿Qué es la cortesía? Es un atributo que se define a través de un adjetivo que permite nombrar a las personas atentas, afables y comedidas.
Esta cualidad se ha perdido bastante en estos días. Antaño era común que un caballero le cediera su lugar en un bus urbano a una dama, a una mujer embarazada o a una madre que llevaba en brazos a su hijo, a una persona de la tercera edad. Era una buena práctica saludar, ceder el paso, recoger un objeto que alguien hubiera dejado caer. No hace falta enumerar las malas prácticas que al respecto se tienen hoy día. Basta con hacer un recorrido, como si estuviéramos viendo una película, y nos daremos cuenta de que se ha perdido la cortesía y la urbanidad. ¿A quién o a quiénes podemos responsabilizar de este hecho? En primer lugar, a la familia, después a las instituciones educativas, para las cuales contenidos programáticos como esos no tienen tanta relevancia.
¿Qué decir de las personas egoístas y de las personas altruistas y abnegadas que escasean en la sociedad?
Es fácil dibujar el perfil de un egoísta, describiendo sus características: amor inmoderado por sí mismo, solo se permite atender a sus propios intereses. No le importa el prójimo y sus actos tienen por directriz la conveniencia. Se opone al altruismo, es decir, no se sacrifica por el bienestar de los demás, no busca el bien ajeno, sino solo el propio.
¿A qué debe aspirar el egoísta? A superar ese defecto y buscar el beneficio de los demás, a buscar el bien ajeno y no solo el propio.
¿Inconstante y constante? Empecemos por la parte positiva. ¿Cuáles son los rasgos de una persona constante? Ese análisis nos permitirá deducir lo contrario.
Para https://definicion.de/constancia/ “la constancia es la firmeza y perseverancia en las resoluciones”. Cuando una persona es constante, tiene una actitud positiva y una predisposición para alcanzar sus objetivos. Cómo hace falta formar la constancia en los niños y jóvenes. Por la falta de esta virtud no se pone empeño y esfuerzo para alcanzar metas, ante el primer obstáculo la voluntad se doblega. De ahí cuántas carreras truncadas, cuántos propósitos no alcanzados. Es preciso cultivar esta virtud para no derrumbarse ante el primer obstáculo.
En https://definicion.de/tolerancia/, la tolerancia es otra virtud muy importante para lograr una convivencia más humana, más pacífica. Es el respeto por los pensamientos y las acciones de terceros cuando resultan opuestos o distintos a los propios. La palabra se origina del latín tolerare “soportar”, y hace referencia al nivel de admisión o aprobación frente a aquello que nos es contrario. Se trata, en otras palabras, de la actitud que se adopta cuando encontramos algo que resulta distinto a nuestros valores. No es sinónimo de indiferencia. La tolerancia implica respeto y entendimiento. Algunas personas que no son tolerantes se vuelven muchas veces dominantes.
Para finalizar hay que hablar de la sencillez y del engreimiento. La primera se refiere a la actitud contraria a la ostentación. Las personas sencillas son naturales y espontáneas, respetan a los demás, no los menosprecian, no tienen aire de superioridad, no presumen, ni necesitan que las admiren.
La sencillez es un valor actualmente muy apreciado, va de la mano con la humildad. Quienes la tienen se caracterizan porque son humildes, porque no hacen ostentación de lo que poseen o de lo que saben, porque no se dedican a dar lecciones a los demás sobre qué deben hacer o cómo deben realizar algo, porque no hablan siempre de sus logros o de sus aciertos…
¿Se anima a ser cortés, educado, abnegado, constante, tolerante y sencillo? Si se anima, será una mejor persona.